Dra. Alejandra Stehr
Integrante CEE y DAAC
Esta semana se conmemorí el día internacional de la mujer, el cual fue establecido en 1977 por las Naciones Unidas. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible establece el Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, ya que se reconoce que la igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino que es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Han pasado ya más de 45 años y si bien las Naciones Unidas indican que se han conseguido algunos avances, todavía existen muchas dificultades.
¿Qué relación existe entre las mujeres y el agua? En el libro Guardianas del Agua se indica que en Chile las mujeres destinan en promedio 41 horas semanales a trabajos no remunerados, la mayor parte de estos requiere agua para su ejecución. Sin agua suficiente y de buena calidad no es posible regar, cocinar, ni asegurar la higiene personal. En línea con lo anterior la fundación Amulen en su informe Pobres de agua indica que las comunidades carentes de servicios básicos ven afectado su desarrollo en múltiples dimensiones: en el caso de la equidad de género esta se ve afectada ya que son las mujeres las que suelen cargar con el peso de proveer a sus comunidades, tras interminables recorridos en busca de pozos o ríos. Esto es ratificado en el informe de las Naciones Unidas el año 2019, donde se indica que en territorios afectados aumenta el ausentismo femenino en las escuelas, afectando su desarrollo futuro.
Parte de lo anterior es abordado en el proyecto EUROCLIMA+ el cual tiene dentro de sus objetivos apoyar a los países latinoamericanos a que incorporen la igualdad de género en sus propias políticas como medio para reducir las vulnerabilidades y aumentar la resiliencia a los impactos del cambio climático. Específicamente en lo que respecta a agua se reconoce que “la carga de las mujeres relacionada con el agua aumentará a menos que sus necesidades y prioridades se tengan en cuenta en los programas de inversión pública relacionados con el acceso al agua y el saneamiento”.
Dado lo anterior cabe preguntarse ¿Qué estamos haciendo como país y como región para abordar estas brechas de género en relación con el agua? ¿Cómo se incorporará la dimensión de género en los Planes Estratégicos de Recursos Hídricos en Cuencas? Podemos ver que los desafíos relacionados a mujeres y su relación con el agua son muchos, por lo que debemos avanzar de manera acelerada en ellos.