Opinión

Necesaria formación y planificación ante incendios

Por: Equipo Digital 08 de Febrero 2023
Fotografía: Ricardo Barra

DR. RICARDO BARRA RÍO
Director Centro Eula UdeC

La emergencia que está afectando a gran parte de nuestra región obedece a una catástrofe que los últimos años se ha incrementado en intensidad y frecuencia, a causa entre otras razones también al cambio climático, con una severidad que no solo impacta a las personas, sino que directamente a los ecosistemas.

La Región del Biobío, con zonas rurales dispersas y emplazadas en un área cuya superficie forestal cubre gran parte del territorio, a pesar de registrar incendios forestales cada vez con mayor frecuencia no cuenta con planes de emergencia robustos para el combate de estos siniestros. Tampoco con una formación ciudadana que permita reaccionar adecuadamente a estos eventos.

En este último sentido hay mucho que hacer en la tarea de fortalecer las capacidades locales para el abordaje preventivo de estas catástrofes, que van a seguir acompañándonos mientras este escenario de crisis no sea tratado en forma definitiva. Esto, considerando que la magnitud de esta catástrofe es demasiado grande para que el Estado y sus limitadas capacidades puedan enfrentarla adecuadamente.

Por lo tanto, los gobiernos locales en su plan de adaptación al cambio climático deben considerar este fenómeno en el corazón de la estrategia preventiva, pues todos los esfuerzos para mitigar las emisiones se esfuman ante los gases generados por este tipo de incendios.

Un tema que sigue apareciendo es la necesaria planificación de lo que hacemos en las áreas rurales. Es decir, las conexiones entre las áreas forestadas y las áreas pobladas manteniendo, por ejemplo, un adecuado tratamiento de cortafuegos y distancia, que impidan que los incendios se propaguen tan rápidamente como hemos visto en estos días.

El aprendizaje de anteriores emergencias como la de 2012 en el cerro Cayumanqui y la de 2017 en el centro y sur de Chile, nos debiera llevar a una respuesta más oportuna y eficaz para las emergencias de este tipo.

Asimismo, es necesario que el sector forestal también reconozca que es posible establecer un nuevo régimen de plantaciones en el territorio, que impida que la propagación de estos eventos sea tan rápida como la que hemos visto en estos días.

A medida que generemos condiciones para minimizar esa propagación y conservar el agua, estos eventos no van a ser tan dañinos como lo que hemos observado en estos días, con daños en infraestructura productiva, de transporte, urbana, y también en la salud física y mental de las personas.

La educación de la población para actuar ante emergencias como las que hemos vivido estos días, debe también convertirse en una prioridad para evitar la pérdida de vidas humanas y animales. Esto debería ayudar a detener la guerra que hemos tenido con la naturaleza, comprendiendo que el escenario para el futuro no va a mejorar si no emprendemos acciones preventivas lo antes posible.

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