CLAUDIA TOLEDO ALARCÓN
Seremi de Vivienda y Urbanismo
Solo para contextualizar, la idea original de realizar una onceava modificación al Plan Regulador Metropolitano de Concepción surge en el año 2013, siendo el ajuste a derecho el motivo sustancial para realizarla, priorizando 4 aspectos: actividades productivas e infraestructuras, zonas de valor natural, vialidad metropolitana y territorio rural. Con el tiempo y en virtud de los cambios sustanciales que fueron surgiendo en la forma de concebir los instrumentos de planificación, tanto en la normativa, como en su metodología y en los procesos participativos, la modificación fue perdiendo fuerza y legitimidad, a esto se suman los cambios de administración de la autoridad política encargada de liderar el proceso. La situación hoy es aún menos auspiciosa, ya que la Corte Suprema ha sido categórica al indicar que la consulta indígena debió ser aplicada, instruyendo retrotraer el proceso para implementarla, lo que implica dejar sin efecto el acto administrativo de aprobación ejercido por el Consejo Regional el 18 de agosto de 2021, dejando en la incerteza este proceso, que como bien sabemos, lleva prácticamente 10 años de desarrollo.
Los que trabajamos en planificación, sabemos que estos procesos son complejos, por razones obvias, los territorios metropolitanos objeto de este tipo de instrumentos concentran el mayor número de habitantes; mayor número de actividades; poseen un alto grado de intercambio entre los distintos núcleos urbanos que lo conforman. Sus dinámicas impactan severamente en los desplazamientos y, por ende, en el transporte público, el cual se ve altamente exigido, provocando, en algunos casos, grados importantes de congestión, son generadores de altos volúmenes de residuos y se caracterizan. Además, por un crecimiento acelerado e inorgánico, que muchas veces genera segregación socio territorial. Agregar a esto, que el Área Metropolitana de Concepción, se encuentra inmersa en espacios naturales relevantes desde el punto de vista ambiental, tales como humedales (varios de ellos hoy en trámite de humedal urbano), cerros, lagunas y ríos, lo que le otorga característica e identidad. De todo esto, hoy podemos obtener varias lecciones: 1) no podemos permitir que un proceso de planificación se alargue en extremo; 2) la participación ciudadana es vital, forma parte del corazón del instrumento y debemos ser estrictos al incorporarla en todas sus dimensiones; 3) los planificadores debemos ser capaces de conciliar las distintas visiones de todos los actores que forman parte del proceso (municipios, agrupaciones socioambientales, organizaciones ciudadanas, academia, consejeros regionales, servicios públicos, gremios y empresas) y 4) el factor político es clave y debe ser considerado funda- mental en su desarrollo.
Todas estas lecciones son la base para el nuevo proceso que iniciamos en conjunto con el Gobierno Regional, considerando el impulso de la descentralización. Ya hemos planificado una serie de actividades para iniciar esta nueva etapa que forman parte, al mismo tiempo, de lo que hemos denominado el “Mes del Urbanismo” considerando que el 8 de noviembre se celebra el Día Mundial del Urbanismo, que reconoce y promueve el rol de la planificación en la creación de comunidades urbanas sustentables. Queremos a partir de este hito, darle impulso, celeridad y sentido de urgencia al nuevo Plan Regulador Metropolitano de Concepción, para ello debemos desafiarnos como institucionalidad y hemos propuesto seminarios, talleres, conversatorios, escuelas ciudadanas y además instalar un Foro Metropolitano anual, para dialogar y reflexionar sobre el territorio que soñamos.
Los habitantes de este territorio merecen y requieren de un nuevo instrumento, que esté a la altura del desafío, con bases sólidas desde lo social, con nuevas herramientas técnicas y metodológicas, con un enfoque ecológico y de respeto medioambiental, que incorpore las dimensiones relevadas en la política regional de biodiversidad, y que sea construido entre todas y todos. Para ello requerimos voluntades, de lo contrario, volveremos a tropezar.