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Opinión

La secreta y silenciosa muerte del humedal Los Batros

Se requiere conservar áreas estratégicas para la disponibilidad de agua en estos tiempos de escasez. Un desafío básico, pero que a ratos parece imposible.

Por: Diario Concepción 11 de Abril 2022
Fotografía: Cedida

Dr. Ricardo Barra
Director Centro Eula
Universidad de Concepción

El mes de febrero trajo una buena noticia para las y los habitantes de San Pedro de La Paz, quienes recibieron con alegría la toma de razón de Contraloría, respecto al Decreto que declara la laguna Grande y el humedal Los Batros, como Santuario de la Naturaleza.

A primera vista, parece una noticia a todas luces positiva. Sin embargo, esta figura que vio la luz después de un arduo trabajo, ha sufrido desde su concepción un traspié tras otro, además de modificaciones que hoy hacen dudar de su verdadera efectividad.

Entre las razones para ello figura que el área considerada para su protección ha sufrido recortes y descuentos planteados por actores locales que han “hecho y desecho” sin ningún tipo de sustento científico-técnico. Un ejemplo de esto es la eliminación de importantes extensiones que ha sufrido el sector Los Batros, en un proceso que obedece solo a intereses individuales y, por cierto, que también ha contado con la inacción de las autoridades de turno.

En lo específico, las 469 hectáreas originalmente propuestas se han visto reducidas a 320, y ese “descuartizamiento” se ha localizado especialmente en la planicie del humedal, favoreciendo siempre los intereses de particulares en el sector.
Asimismo, la débil o casi nula fiscalización que los distintos entes del Estado implementan en nuestros territorios, ha sido incapaz de paralizar procesos que han dañado irremediablemente a la laguna y al humedal. Esto ha llevado a acciones tales como rellenar un cuerpo de agua, o que áreas extensas que nunca han tenido una connotación productiva hortícola intensiva, hayan sido transformadas para ese uso, sin ningún tipo de ordenamiento.

El sector Los Batros es definido como humedal, no por el capricho de quien escribe estas líneas, sino por la constatación evidente de una serie de procesos estacionales, que desembocan en la existencia de un ecosistema fundamentado en la presencia de vegetación y fauna, propias de estos ambientes hidrófilos. También, por cierto, en el elemento basal de estos: el agua.

Así, la superficie efectiva tras el “procesamiento” del polígono, deja de lado algunas de las partes que requerían mayor nivel de protección, y que por estas fechas están casi irremediablemente devastadas.

El impacto mas destacable se ha generado entre los años 2014 y 2020, hemos identificado el relleno de prácticamente unos dos mil metros cuadrados de la laguna Grande, donde particulares han construido muros (sí, muros, no muelles) dentro del cuerpo de agua, lo han rellenado, han alterado profundamente su dinámica, y se han apropiado de partes de éste reservorio.

El segundo de los impactos tiene que ver con un proceso rápido, que ha supuesto un cambio masivo de un área de humedal, hacia destinos o usos asociados a cultivos hortícolas intensivos. Es cierto, el área afectada por estos procesos no era un humedal “puro”, ya que se trataba de un sector donde las prácticas productivas pecuarias habían afectado ya de alguna manera los suelos del sistema, y también había ciertos sectores muy acotados, al sur y al este de la Ruta 160, que históricamente mantenían una producción hortícola continua, pero ambos respetaban, en parte, los ciclos hídricos del humedal.

Actualmente, al analizar imágenes satelitales de los años 2011, 2018 y 2021 (un lapso muy reciente en términos de cambio), podemos calcular que para el sector Los Batros, desde el desagüe del estero hasta la zona sur a la altura del cementerio, las 7,1 hectáreas de cultivos hortícolas que existían hace una decada, crecieron a 13,1 para noviembre de 2018. Luego, y en una progresión absolutamente vertiginosa, en noviembre de 2021 habían aumentado a la grotesca cifra de 40,3 hectáreas. Esta situación ha permitido casi igualar en superficie al área cultivada en el sector Boca Sur, donde las huertas se extienden sobre aproximadamente 47,8 hectáreas. La característica común de estas poco más de 33 hectáreas recientemente transformadas, que han sido arrebatadas al humedal en Los Batros, es que esto se ha producido en condiciones radicales, que involucran arado masivo con medios mecánicos, extracción indiscriminada de aguas subterráneas, adición de agroquímicos y guano, y, sépalo, quema directa de sectores de “pajonal” (como pudimos constatar en horas de la tarde del día 11 de noviembre de 2021).

Hoy siguen los efectos del corte de la conexión del humedal, de amenaza de cambio del uso agropecuario a uso urbano. Los instrumentos para frenar este tipo de escenarios tan frecuentes en nuestra región y el país, son débiles o no existen, aunque debemos reconocer que algo se ha avanzado.

Se requiere, por lo tanto, conservar áreas estratégicas para la disponibilidad de agua en estos tiempos de escasez. Un desafío básico, pero que a ratos parece imposible.

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