Jorge Condeza Neuber
Ingeniero Comercial
Como ha ocurrido casi siempre, el nuevo presupuesto será aprobado sin que a los recursos para las regiones se les haya corrido una coma.
Se cumplió con las tradiciones, esa de comisiones y reuniones tendientes a luchar por un aumento en supuestas negociaciones con el Ejecutivo, y la clásica de los parlamentarios comprometiendo sus mejores oficios para al menos obtener un incremento menor. Y como siempre, no pasó nada.
Y es que a estas alturas la gente se habrá dado cuenta que en términos de recursos disponibles y real autonomía para tomar decisiones en obras de envergadura, la llamada regionalización es un engaño. Basta mirar el folleto de la dirección de presupuestos que “promocionaba” el presupuesto 2022 y que nos informaba que este año existirían realmente regiones empoderadas, a pesar que para el 2022 el Fndr será igual que el del 2015 ($ nominales) y que el conjunto de recursos que podrán administrar los gores variará un exiguo 2,3%, algo menos que la inflación esperada.
La Constitución establece declaraciones respecto a la regionalización y en diversas leyes se contempla este concepto de desarrollo territorial armónico y equitativo, pero en términos prácticos los fondos de decisión propia han pasado de representar un 2,8% el 2015 a solo 2,2% el 2021 y el famoso Fndr alcanzará el 2021 al 0.64% del presupuesto de la nación. Y no solo hablamos de bajos recursos sino que una buena parte son administrados bajo la tutela de algún funcionario de la capital.
Muchos se preguntan ahora que modelo de país debemos pensar para los próximos años y aventuran que la Constitución que se discute podría ser una gran solución a este estancamiento de las regiones. Honestamente la única opción válida es contar con más recursos y eso puede efectivamente ser considerado en una sola línea adicional a todas las buenas intenciones que ya existen en esa ley: “El Fndr tendrá un piso del 5% del presupuesto de la Nación y esto formará parte de su patrimonio, el que solo podrá ser modificado por el Consejo Regional”.
No se requiere una ley de rentas regionales, y tampoco seguir creando nuevos fondos como los que hoy se discuten en el Parlamento. Una propuesta como esta permitiría centrar mas recursos en el Fndr eliminando de paso una gran parte de la Subdere que hoy solo agrega costo y burocracia al sistema.
Contar con más dinero permitirá que las regiones decidan las grandes obras y que los dineros sectoriales se sumen a estas obras, utilizando las reglas y fórmulas que hoy contempla la ley de Gobiernos Regionales vía convenios entre regiones y con los ministerios.