Opinión

John Mackay

Junto con la medicina, trajo de Escocia su interés industrial y curiosidad por los minerales, mientras estudiaba en Edimburgo y Glasgow salía de excursión por los distritos mineros e industriales de carbón y fierro, además, había hecho estudios superficiales de geología en Edimburgo. De esta forma, siguiendo “la fiebre del carbón” que comenzaba a levantarse en la época, comienza a buscar betas para establecer una explotación minera.

Por: Diario Concepción 21 de Noviembre 2021
Fotografía: Diario Concepción

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción.

Nació en el condado de Iverness en Escocia el año 1819, estudió medicina en la Universidad de Edimburgo. Rinde sus exámenes en Glasgow, ante la facultad de médicos y cirujanos. Para el año 1839 es nombrado médico de un buque que llevaba “embriagados” a Australia por cuenta del gobierno inglés, una vez ahí, se embarca en una nave que viene a buscar un cargamento de trigo a Chile; llegando a la bahía de Talcahuano en el mes de junio de 1840.

Al llegar a Concepción es presentado ante el Intendente Francisco Bulnes, por el cónsul británico Roberto Cunningham, y se establece como Médico de Ciudad favorecido por sus diplomas. En julio de 1842 obtiene un diploma por parte del Protomedicato de Santiago.

Junto con la medicina, trajo de Escocia su interés industrial y curiosidad por los minerales, mientras estudiaba en Edimburgo y Glasgow salía de excursión por los distritos mineros e industriales de carbón y fierro, además, había hecho estudios superficiales de geología en Edimburgo. De esta forma, siguiendo “la fiebre del carbón” que comenzaba a levantarse en la época, comienza a buscar vetas para establecer una explotación minera. Haciendo su primera denuncia en el año 1844, en el sector de “Tierras coloradas” a orillas del rio Andalién, donde estableció una de las primeras explotaciones con el sistema de pique en la zona. Hizo construir balsas de poco calado por los carpinteros de la zona, para llevar el carbón a la costa y comercializarlo, vendiéndolo en ocasiones a la compañía de Vapores, a la fundición de cobre de Lirquén que pertenecía a Joaquín Edwards, y más tarde, uno que otro cargamento para el Perú. En su afán por seguir buscando betas, realiza un viaje de ocho días en un bote a vela por el Bío Bío acompañado de Guillermo Cunningham.

En 1848, impulsado por los bajos resultados que le había dado la explotación en Andalién, decide deshacerse de todo y aprovechar la oportunidad de enviar una expedición a California en busca de oro. Acompañó la expedición, la cual se desmanteló al poco tiempo, a causa del atractivo de los jornales norteamericanos.

De vuelta en Concepción, retoma sus negocios adhiriendo a Andalién una inversión en la ciudad de Coronel en 1852, donde levantó otra explotación con un sistema de poleas y cables para sacar el carbón desde las bocas minas a un puerto. Realizó un contrato con la Compañía Minera de Lota, a quienes les vendería todo el producto.

Además, se adentró en algunas empresas fallidas, como la explotación de la piedra pizarra para fabricación de tejas, la que no se usaba en Chile, y la fabricación de ladrillos refractarios de arcilla, para hornos de fundición. Murió por un ataque cardíaco cuando estaba trabajando “al pié de la obra a que había consagrado sus mejores y más valiosas energías”.

Reseña de Carlos León, extractado de “Recuerdos y apuntes 1820-1890 de John Mackay”.

Etiquetas