Opinión

Descentralización efectiva

Por: Diario Concepción 25 de Octubre 2021
Fotografía: Cedida

Jorge Condeza Neuber
Ingeniero comercial

Definitivamente el anhelado proceso de regionalización no se agota con la elección de los gobernadores, con declaraciones de las autoridades de que se incrementarán los recursos como nunca o con que la Asamblea Constituyente sesione en alguna región.

Suman, es verdad, pero como señales de que el país necesita y quiere un proceso ordenado, simple y bien pensado, que entregue a las regiones grados de autonomía en sus decisiones de inversión y desarrollo bajo el convencimiento que esto permitirá aprovechar las potencialidades particulares de cada territorio con el beneficio que eso genera, pero hasta ahora las propuestas no van al fondo del problema. Es cierto que se debe contar con más atribuciones, pero lo principal tiene que ver con los recursos con los cuales puede contar cada región en un horizonte razonable de tiempo y la autonomía para invertirlos y no como ocurre hoy en que los discursos van hacia un lado, pero los fondos disponibles para otra dirección.

Hay muchos datos que aportar, pero los más relevantes muestran que los fondos que administran las regiones llegaron a 2,83% del presupuesto total de la nación el año 2015, coincidiendo con el importante aumento del Fndr, y bajaron a 2,18% este 2021, coincidiendo con la histórica baja de 21,6% del Fndr, lo que demuestra que, al menos a este gobierno, la regionalización le disgusta.

Creo que las modificaciones planteadas respecto a la negociación y traspaso de atribuciones solo agregará burocracia al sistema y que una ley de rentas regionales deberá buscar, no solo fórmulas de reparto que asegure un desarrollo armónico, sino que ideas sobre donde aplicar estos nuevos impuestos, y mientras eso ocurre no habrá solución a las demandas sociales en el corto o mediano plazo.

En mi opinión deberíamos partir al revés, simplificando el sistema y concentrando la actividad de los consejos regionales en asuntos que tienen que ver con proyectos de inversión y desarrollo regional, evitando inmiscuirse en todo aquello que los municipios pueden realizar en mejor forma (por ejemplo, la asignación de recursos a organizaciones intermedias, clubes deportivos, juntas de vecinos, etc). Adicionalmente disminuir la cantidad de fondos específicos mediante los cuales llegan los dineros, eliminado los fondos de Equidad Interregional, Transferencias Regionales, etc, haciendo crecer el Fndr que se reparte en base a una fórmula conocida y estableciendo la meta de que en un plazo prudente las regiones administren el 5 o 10% del presupuesto de la Nación.

Sin tanta atribución extra y sin necesidad de grandes cambios normativos, el que las regiones tengan el doble o triple de recursos con un horizonte de al menos 5 años, permitirá que se puedan acometer, en conjunto con los ministerios, aquellos proyectos realmente relevantes para las regiones.

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