Opinión

Un mural en disputa

Es sustancial avanzar en un trabajo integral que tenga como piedra angular que el mural de Escámez no es mera “decoración”, sino una parte de un todo.

Por: Diario Concepción 24 de Octubre 2021
Fotografía: Cedida

Javier Ramírez Hinrichsen
Historiador del Arte
Académico, Departamento de Artes Plásticas
Universidad de Concepción
Miembro de Icomos Chile

Un documento fechado en el mes de agosto de 1958 señala, en un primer párrafo: “El Director de la Escuela de Bellas Artes, Tole Peralta y los arquitectos Sergio Bravo, Betty Fischman, Javier Gutiérrez y Carlos Martner tiene el agrado de invitar a Ud. A la inauguración del Edificio, Sala de Exposiciones ‘Araucaria’ y el Mural del pintor Julio Escámez, profesor de la Escuela de Bellas Artes de Concepción”. Lo anterior, tiene como propósito evidenciar un elemento significativo del Mural “Historia de la Medicina y la Farmacología en Chile” (Monumento Nacional, Decreto Nº 370, 2015) que por estos días ha sido objeto de debate público, fundamentalmente a través de las redes sociales, por el estado de conservación del mismo y por la posibilidad de ser removido, para los mismos fines, del espacio de la Ex Farmacia Maluje .

Como bien titulaba una nota de prensa local de septiembre de 1958, “Integración entre los espacios y decoración se logró en un edificio”, el mural del pintor Julio Escámez no es una mera pintura añadida a una obra arquitectónica, sino que parte fundamental del mismo inmueble, integrada. ¿Por qué pongo énfasis en esto? En febrero de 2019 fue noticia la construcción de un inmueble contiguo al “Edificio Inmobiliaria Contreras Maluje” (nombre de todo el conjunto arquitectónico) que, debido a los trabajos de maquinaria pesada, estaba acelerando el frágil estado de conservación del mural (ya señalado en un informe técnico por parte del

Consejo de Monumentos Nacionales —CMN— en el año 2014, previo a su declaratoria). Incluso, en entrevista a un medio radial nacional, desde la Municipalidad de Concepción indicaban que los permisos de obras de la constructora no implicaban un pronunciamiento por parte del CMN, ya que sólo el mural estaba bajo el amparo de la ley 17.288 y no el inmueble donde éste se integra.

La emergencia, que no es reciente, del estado de conservación del mural de Escámez, no se puede analizar sólo desde la posibilidad de un criterio de intervención de la obra, con el objetivo de frenar su deterioro evidente, que involucre el traslado a otro lugar. Han surgido voces que proponen sacar la obra mediante la técnica del strappo que consiste literalmente “arrancar la superficie cromática de la obra de la superficie”.

El strappo (palabra italiana que tiene acepciones en el castellano tales como, romper, arrancar, etc.) es aconsejable sólo en casos excepcionales, pese a que hay ejemplos internacionales de esta práctica: Incluso el mismo Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona (España), que alberga un mural románico producto de la acción de la misma técnica, plantea que “desnaturaliza” y “descontextualiza la obra”, además de generar pérdidas irreversibles de la misma afectando su autenticidad e integridad.

Por lo tanto, más que buscar soluciones que pueden ser extremas en pos de un objetivo común, que es la conservación del bien mural, es sustancial avanzar en un trabajo integral que tenga como piedra angular que el mural de Escámez no es mera “decoración” sino una parte de un todo. La conservación y protección debería abarcar todo el “edificio”. Así se entenderá de manera más significativa la obra mural y no como un mero accidente su localización.

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