Lo que hace interesante esta tecnología es que, a pesar de ser una idea no tan nueva, si se logra desarrollar, dejaría atrás muchos proyectos actuales del sector privado en cohetería que desean crecer en el turismo espacial y explorar alternativas de colonización en la Luna y Marte,
Leidy Peña
Lcda. en Física, estudiante del Magíster en Astronomía Universidad de Concepción
Actualmente la NASA ha comunicado su intención de poner en marcha un nuevo programa de propulsión nuclear donde se diseñará un concepto de reactor para un sistema de propulsión térmica nuclear. Los rusos también están trabajando en sistemas de impulsos que usan reactores nucleares como fuente de energía, y los chinos desarrollan sistemas eléctricos que alimentan motores de iones que podrían llevar una nave tripulada a Marte en sólo 39 días.
Estas ideas parecen conceptos muy novedosos, pero ya fueron ideadas años atrás. Para 1880 el ingeniero alemán Hermann Ganswindt desarrolló una serie de conceptos para un vehículo espacial basado en el principio de la repulsión; y, a mediados del siglo pasado el gobierno de Estados Unidos en su proyecto Orión, pretendía la construcción de una nave usando propulsión por explosiones de bombas atómicas detrás de la nave. Proyecto que fue desechado por políticas nucleares.
En el proyecto actual, la NASA aspira crear un sistema de propulsión nuclear con un reactor como componente crítico de un motor térmico nuclear, que utilizaría combustible de uranio poco enriquecido de alto rendimiento. Una tecnología que permitirá misiones más rápidas y robustas, en comparación con los cohetes químicos. La agencia ha elegido a tres compañías privadas para la primera fase de desarrollo que competirán para crear el primer diseño del motor nuclear termal; y por su parte, Roscosmos anunció hace un tiempo el desarrollo de un motor de plasma de nueva generación y alta potencia que utiliza combustible en estado de plasma.
La Administración Nacional Espacial China (CNSA) comunicó además, el adelanto de un propulsor de iones, estos propulsores usan iones que son acelerarlos y producen una fuerza que puede impulsar una aeronave; esta es una tecnología que han trabajado los soviéticos desde los años 70, y que se usa en los satélites de Starlink para mantenerlos en la órbita necesaria, realizar maniobras y desorbitarlos al final de su uso; pero los ingenieros de la CNSA quieren desarrollar un motor de iones de 200 megavatios, ciertamente un objetivo muy ambicioso, ya que en actualidad los motores de este estilo que se han desarrollado llegan a unos pocos megavatios. Pero, según los científicos de la Academia de Ciencias China, después de décadas de investigación han creado un nuevo material cerámico que puede ser capaz de aguantar el calor extremo generado por sus motores de iones durante los largos periodos de tiempo.
Lo que hace interesante esta tecnología es que, a pesar de ser una idea no tan nueva, si se logra desarrollar, dejaría atrás muchos proyectos actuales del sector privado en cohetería que desean crecer en el turismo espacial y explorar alternativas de colonización en la Luna y Marte, y que actualmente nos asombran con sus potencialidades. Veremos cómo se llevan a cabo estos nuevos proyectos de las agencias espaciales y que propuesta resulta de mayor alcance a la humanidad.