Opinión

De diálogo y Convención

En la Convención Constitucional hay quienes nos encontramos trabajando para avanzar en la construcción de un Chile más solidario, justo y fraterno, debiendo enfrentarnos a quienes, con obtusas posiciones infantiles o sencillamente adrede, instalan una y otra vez baches en el sendero hacia el éxito.

Por: Diario Concepción 28 de Julio 2021
Fotografía: Raphael Sierra P.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, doctor en Derecho

Llama la atención como abundan hoy los discursos dirigidos a convencernos que se debe sustituir la forma de hacer política, abandonando prácticas cuestionables y excluyentes. Sin embargo, esta retórica, que puede aparecer como muy convincente, es también, las más de las veces, bastante errática o engañosa. Detrás de muchas consignas, que tienden a generalizar a quienes son denominados los enemigos, se busca etiquetar a los seres humanos sólo por pensar de manera diferente, pretendiendo desecharlos, lanzándoles cientos de piedras desde sus facciones o falsas trincheras, para luego ocultarse detrás de sus slogans o torcidas interpretaciones de los hechos, que les permiten aplaudir el derramamiento de sangre y el sufrimiento de aquellos que para ellos no existen o cuya presencia y gritos les son indiferentes. En realidad, odian a otros conforme a un catálogo de motivos que se han construido y cuyos argumentos, aunque legítimos y muchas veces acertados, son obviados simplemente por la identidad de quien aparece defendiéndolos, sin considerar el fondo.

Hay tanto por hacer y es tan poco el tiempo, que seguir perdiéndolo en odiosidades que sólo engendran más odios, no tiene absolutamente ningún sentido.

Todas y todos deben tener cabida, deben tener un espacio para poder expresar sus palabras, deben tener la oportunidad para incidir de manera efectiva en la tarea colectiva de construir un nuevo país, que es una labor que nos corresponde asumir de manera conjunta. No a unos por sobre otros, no con preferencia de unas culturas respecto de otras. Considerando todos los lenguajes, como un derecho humano, a todos los habitantes de las distintas provincias como iguales, a todos los géneros y pueblos, sin nostalgias o romanticismos voluntaristas que pretendan ver en unos una condición de superioridad moral respecto de otros.

En el diálogo se reconoce la diversidad entre los distintos seres humanos, quienes en el ejercicio de su libertad de pensamiento pueden sustentar sus proyectos, pero no por ello se encuentran habilitados para juzgar ni suprimir a los que puedan cuestionar sus aspiraciones. No será fácil derribar los muros ideológicos, ni remover los ladrillos de prejuicios que lo conforman, pero se trata de una pelea que debemos dar y poner todo de nuestra parte para vencer.

En la Convención Constitucional hay quienes nos encontramos trabajando para avanzar en la construcción de un Chile más solidario, justo y fraterno, debiendo enfrentarnos a quienes, con obtusas posiciones infantiles o sencillamente adrede, instalan una y otra vez baches en el sendero hacia el éxito.

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