Opinión

Después del mes Medio Ambiente ¿Qué se nos viene?

Por: Diario Concepción 13 de Julio 2021
Fotografía: Diario Concepción

Dr. Ricardo Barra Ríos
Director Centro Eula. Facultad de Ciencias Ambientales, Universidad de Concepción.

Se fue rápidamente junio, mes del medio ambiente, donde pudimos observar una importante participación en su promoción desde los municipios y comunidades locales, así como también desde el mundo académico-universitario.

Un escenario donde la generación de conocimiento sobre el concepto y práctica del desarrollo sostenible, ha sido un motor para la investigación generada en la Universidad de Concepción. No solamente en revistas indexadas, sino que también en coloquios desarrollados con estudiantes, trabajadores, pobladores, empresarios y la ciudadanía en general.

¿Qué se aprende en ese diálogo? Que en Chile existe una creciente valoración del medio ambiente como sostén de vida, y que la ciudadanía ve en la protección ambiental una fuerte señal para la sostenibilidad, para que las generaciones actuales y futuras puedan disfrutar de un medio ambiente sano y con personas sanas. En ese sentido nuestra ciudad es privilegiada al contar con variados espacios naturales, aunque como muchas cosas en Chile, distribuidos de forma desigual en el Concepción Metropolitano.

En tiempos de pandemia, el contacto con la naturaleza se puede transformar en un potente antídoto a los males de salud mental, y una oportunidad de mejora para el sistema de defensas del organismo. También es un buen aliciente para volver a tener una actividad que mejore nuestra relación con el ambiente.

Con las cosas así es relevante avanzar en recuperar los espacios naturales de la ciudad, amenazados por el crecimiento de la población, el desarrollo urbano y la ausencia de planificación con miras a la sostenibilidad.

La discusión sobre un “lugar para cada cosa” y “cada cosa en su lugar”, como la que propone el Plan Regulador Metropolitano, actualmente en discusión, es fundamental si queremos avanzar en mejor bienestar y calidad de vida en nuestra ciudad, lo que debiera estar en el centro de la preocupación de la actividad pública. Sin embargo, estas definiciones -que nunca son fáciles- deben ser sometidas al escrutinio y debate público.

La actividad empresarial y la iniciativa privada son legítimas, en la medida que también tengan en su seno la preocupación por el bien común, es decir la sostenibilidad. Un concepto que se ha prestado para múltiples interpretaciones, en donde además el apellido “sostenible” se ha transformado en una muy buena estrategia de marketing para bienes y servicios, que no necesariamente representan los valores y principios de la sostenibilidad.

Porque ser sostenible no significa necesariamente la vía más económica para lograr un determinado objetivo, pero sí el camino que da garantías de equidad y acceso equitativo a los recursos. Lo mismo ocurre con la meta de alcanzar el bienestar generado por la actividad económica, ya que ello además implica una gestión hacia los beneficios locales.

La falta de consideración con estos aspectos ha gatillado también la creación de las denominadas zonas de sacrificio, que son áreas donde la actividad industrial ha generado un menoscabo importante en la calidad de vida y bienestar de los habitantes. Un escenario donde la contribución del conocimiento y cómo este se gestiona, es fundamental para lograr territorios sostenibles.

Asimismo es importante que en el contexto de los cambios institucionales que se proyectan en Chile, considerar la voz de los científicos sea factor relevante en el nuevo país que se comienza a dibujar. Esto implica, no solamente dotar de más recursos a esta importante actividad, sino que también formar las capacidades que nos otorgará un país más sostenible y con mejores condiciones, para enfrentar los enormes desafíos que impone un desarrollo equitativo para todos.

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