Opinión

Democracia sitiada

La propuesta de voto de acuerdo para requerir la liberación de los denominados presos políticos, en el contexto de los hechos de violencia y delictuales del 18 de octubre es inoportuna, ajena al mandato constitucional que se confirió a la convención constituyente y puede marcar el comienzo de la actividad de la convención, por la tensión institucional que podría resultar que esta se inmiscuya en las funciones de los poderes del Estado.

Por: Diario Concepción 09 de Julio 2021
Fotografía: Diario Concepción

Augusto Parra Ahumada
Presidente Fundación República en Marcha.

La propuesta de voto de acuerdo para requerir la liberación de los denominados presos políticos, en el contexto de los hechos de violencia y delictuales del 18 de octubre es inoportuna, ajena al mandato constitucional que se confirió a la convención constituyente y puede marcar el comienzo de la actividad de la convención, por la tensión institucional que podría resultar que esta se inmiscuya en las funciones de los poderes del Estado.

Sin duda podría ser recomendable que los procesos judiciales tuvieran mayor celeridad, pero en ningún caso corresponde a la convención pronunciarse al respecto o fijar posición política alguna, ni pronunciarse ante la contingencia. Podría incluso haber sido mas oportuno que se hubiese redactado una carta publica de algunos constituyentes y la firmaran quienes compartieran el texto, pero en ningún caso ocupar la institucionalidad y forzar a una minoría a hacerse parte de un acuerdo que no comparte y que reside fuera de la delegación del mandato constitucional del que la convención es depositaria.

Por otra parte, la idea de 34 constituyentes que incluye a la presidenta de la convención en torno a que la convención se autodetermine y modificar los 2/3, pondría en completo entredicho las reglas comprendidas en el mandato constitucional depositado en ella y sus integrantes.

La convención lejos de su propósito institucional, pese a su breve andar ha ido deviniendo en un factor de tensión institucional y deterioro de la democracia, por tanto, debe retomar su rol y su esencia, para comenzar a explorar la posibilidad de ofrecer al país una propuesta constitucional que signifique parte sustantiva de un pacto para la convivencia nacional alcanzado por una vía pacífica, democrática e institucional.

La democracia no es un censo esporádico para definir opciones, que a veces hasta incluso pueden resultar circunstanciales. La democracia es un frágil y delicado sistema de convivencia colectiva fundada en el imperio del derecho, el ordenamiento jurídico y sus instituciones, que debe expresar el sentir de la mayoría, pero siempre, siempre, siempre resguardando el derecho de las minorías para su plena inclusión. No solo es la alternativa a la tiranía, sino también la respuesta a toda tentación de arbitrariedad y discrecionalidad, que a veces incluso puede residir en mayorías circunstanciales.

La ciudadanía comprometida con la democracia, debe mantenerse vigilante, para contener las tentaciones sediciosas de quienes no aprecian la democracia y promover y ofrecer desde cada humilde espacio de participación social prudencia, mesura y sensatez para aportar al proceso constituyente un clima que contribuya a disuadir la tensión y aportar a un clima que favorezca una deliberación inagotable, perseverante y que no claudique en la búsqueda de acuerdos para promover el porvenir, la paz y el progreso, para que este trance histórico represente una verdadera transición al desarrollo y uno integral, inclusivo y sostenible y en ningún caso un retroceso para la democracia y la ya muy deteriorada institucionalidad.

Juan Guaido sostuvo en relación con la experiencia de Venezuela: “dimos tan por sentada la democracia, que terminamos por perderla”.

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