El deporte y la sana competencia pueden mostrar lo mejor de las sociedades. También lo peor, pero hoy me quedo con la fiesta y la pasión.
Paulina Astroza
Directora del Programa de Estudios Europeos UdeC.
Escribo esta columna tras el término del partido de la Eurocopa entre las selecciones de Bélgica e Italia. Pese a ser fan de la selección de los “Diables Rouges”, el triunfo de Italia me provoca sentimientos encontrados. Triste por la derrota de los belgas pero un gran placer por ver buen fútbol. Pero más allá de lo futbolístico, tal como me pasa con el concurso de Eurovisión, me gusta observar los detalles que muestran lo que es Europa: unidad en la diversidad. Bélgica e Italia son países fundadores de la Unión Europea (UE) y ambos han aportado al proyecto pensado por Paul Henry Spaak y Alcide de Gasperi. Hoy los de la “bota” mostraron mejor juego y se llevaron el triunfo.
Quienes ganan en la cancha ya no son los que dominan en la UE. Alemania y Francia quedaron eliminadas. El núcleo en torno al cual se ha ido construyendo la UE no “ronca” en las canchas como lo hace en las sesiones del Consejo Europeo. Italia y España, países que han sufrido los rigores de la austeridad de la gran crisis y los efectos de la pandemia, ya están en semifinales. Inglaterra (aquí no es Reino Unido porque existen selecciones en cada país o nación que lo forma), aun no ha declarado el “Eurocopaexit”. Ucrania, por su parte, no es parte de la UE. Su acercamiento a través de un Acuerdo de Asociación y la posibilidad que se le abrieran las puertas de la OTAN enrabió a Putin que presionó a abandonar el Acuerdo de Asociación y terminó todo con el dramático Euromaidán y la anexión de Crimea por la Federación Rusa. Finalmente, Dinamarca, país contribuyente neto y República Checa, receptor de fondos de la UE, disputarán un pase a la semifinal.
En tiempos de pandemia, con la variante Delta al acecho, no me explico la decisión de la UEFA de hacer itinerantes los partidos, hacer viajar a la gente, equipos y personal técnico, con todos los riesgos que eso implica. Ver las tribunas con gente, cuando los gobiernos y científicos encienden las alertas por la variante Delta (india), preocupa. Al mismo tiempo, ver la emoción de la gente y los colores, escuchar los sonidos, los memes en twitter y los videos de las selecciones, más el mejor fútbol, logran sentir emoción pese a no ser de ese continente. El deporte y la sana competencia pueden mostrar lo mejor de las sociedades. También lo peor, pero hoy me quedo con la fiesta y la pasión. Mientras termino esta columna espero el partido de Brasil y Chile. Pero el análisis sobre eso, se lo dejo a los comentaristas deportivos.