El Estudio Territorial de Chile efectuado por la Ocde en 2009 recomienda adoptar una perspectiva regional más firme con respecto al desarrollo económico.
Dr. Ariel Ulloa Azócar
Exalcalde de Concepción
Dos hechos políticos trascendentales han tenido lugar por vez primera en la historia independiente de nuestro país: la elección universal de 155 constituyentes que redactarán una Nueva Constitución y de los 16 gobernadores regionales que tendrán como misión incorporar de manera efectiva a las regiones en los planes de desarrollo del país, algo hasta ahora reservado de manera absoluta al poder central.
No será entonces pequeña la tarea que, aún sin poderes y atribuciones claras ya establecidas, deberá acometer nuestro gobernador don Rodrigo Díaz. Es en esta clave que tenemos que leer, por ejemplo, el contencioso ya abierto entre él y la Intendencia Regional en relación con la sede del Gobierno Regional.
Algunos pudieran pensar que se trata de un conflicto menor, una disputa solo por una oficina, pero no es así. Desde luego el gobernador tiene la obligación de cuidar la dignidad de un cargo para el que fue elegido democráticamente, pero lo fundamental dice relación con el hecho evidente que el gobierno central no ha tomado las medidas administrativas y políticas adecuadas, no solo para albergar al nuevo poder regional, sino tampoco aquellas que permitirán a la nueva autoridad ejercer sus funciones y gobernar la región, que es precisamente lo que le exigirán sus ciudadanos.
El hecho de que el propio Presidente haya manifestado al señor Díaz que “no tenía idea “ del asunto demuestra que el paso descentralizador dado no ha sido dimensionado por la autoridad máxima en toda su dimensión y significado no solo para las regiones, sino para el país.
El Estudio Territorial de Chile efectuado por la Ocde en 2009 recomienda adoptar una perspectiva regional más firme con respecto al desarrollo económico con el fin de “aprovechar al máximo las distintas oportunidades de las regiones y mejorar el desempeño del país en su conjunto”. Han pasado 12 años, y mientras la mayoría de los países se descentralizan y en especial los sudamericanos, en Chile los gobernadores elegidos por voto popular al parecer no tienen claro el lugar físico donde ejercerán sus altas funciones. Rodrigo Díaz ha golpeado la mesa y debe contar con todo nuestro apoyo en un contencioso que no puede ser entendido solo por una sede digna de su cargo, sino que se trata de una lucha por más poder efectivo para las regiones y que le recuerda al centro político que Chile somos todas y todos.