Opinión

Identidad para el Futuro

Las normas sobre derecho indígena en Chile son eminentemente ruralistas y asistencialistas, no consideran el derecho a la identidad cultural de modo efectivo, ni la posibilidad que éste sea ejercido en zonas urbanas.

Por: Diario Concepción 02 de Abril 2021
Fotografía: Florencia Alvez Marin

Florencia Alvez Marín
Abogada y Mg. en Ciencias
y Gestión del Medioambiente.
Colectiva – Justicia en Derechos Humanos
Corporación y Oficina Jurídica.

¿Qué tienen en común el Cerro Chepe y la costa de Coronel? Hoy en ambos espacios se planifica iniciar proyectos de “desarrollo”. Un nuevo puente ferroviario sobre el Río Biobío y un terminal marítimo de combustibles. Organizaciones sociales de Concepción y Coronel intentan invalidar las resoluciones de calificación ambiental, argumentando procesos de participación ciudadana insuficiente, en un caso, o inexistente, en el otro. En ambas comunas han alzado la voz Pueblos Originarios, por omisión de Consulta Indígena y afectación a sitios ceremoniales e históricos. En el caso del Cerro Chepe además de un Rewe, senderos de recolección de lawen o hierbas medicinales; en Coronel, alteración de sitios ceremoniales y amenazas graves al Lafken o borde costero, elemento esencial para la vida material y espiritual.

En todo Chile las demandas ciudadanas se entrelazan con las de Pueblos Originarios que, desde sus identidades, luchan en pos del reconocimiento y la protección de su entorno, incluso en contextos urbanos hostiles. Entendemos la identidad con una doble faz: el derecho a la identidad, como sentido de pertenencia; y el derecho a la cultura, entendida como un conjunto de símbolos, relatos, experiencias y formas de ver la existencia y las relaciones con los demás.

Las normas sobre derecho indígena en Chile son eminentemente ruralistas y asistencialistas, no consideran el derecho a la identidad cultural de modo efectivo, ni la posibilidad que éste sea ejercido en zonas urbanas. Por otro lado, la articulación entre Pueblos Originarios y el Estado se construye desde un total desequilibrio, con reglas impuestas por una sola parte: el “estado-nación chileno”, que mantiene el control del sistema, subordinando y negando a los Pueblos que habitan el territorio desde antes de la formación del Estado.

En este escenario, los 17 representantes de Pueblos Originarios que integrarán el órgano constituyente que redactará una Nueva Constitución representan una luz de esperanza. Por primera vez en la historia de Chile los Pueblos Originarios tendrán voz como sujetos políticos, incidentes, y desde su acervo e identidad contribuirán de un modo invaluable a reparar los horrores del pasado y construir el Chile del futuro.

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