Opinión

Algunas reflexiones en torno al informe de la OCDE

La reactivación económica es una urgencia moral y social y depende de todos cuidar un clima que contribuya a la reactivación, a la paz y a la cohesión social.

Por: Diario Concepción 12 de Febrero 2021
Fotografía: Cedida

Augusto Parra Ahumada
Presidente Fundación República en Marcha

La OCDE a través de un reciente informe, que advierte la fragilidad de los hogares chilenos, frente a las amenazas de la pandemia y en que aborda el tema de la desigualdad desde una mirada que dice relación con las vulnerabilidades, que abordaremos en los próximos párrafos, cifra para Chile un crecimiento económico de un 4,2% para 2021, por debajo del FMI que indica incluso, la expansión del PIB podría ser de hasta 5,8% y para 2022 una estabilización de sobre el 3,0% en la proyección de la OCDE y de hasta 3,5% según el FMI.

Señales de optimismo que podrían indicar que estamos frente la posibilidad de una recuperación económica, por sobre la media de América Latina y el Caribe.

Entre las virtudes que hacen posible cifrar el optimismo destacan, unas instituciones económicas sólidas, una gestión de la pandemia, que evidencia no ha colapsado el sistema sanitario y una gestión de la adquisición y distribución de las vacunas que ofrece espectativas de regreso al funcionamiento más normalizado de la economía que permitirían recuperar la confianza de los mercados, lo que podría facilitar recuperar inversión y puestos de empleo.

Sin embargo entre las amenazas para la recuperación económica destacan el proceso constitucional y el como éste podría afectar a la certeza jurídica y la solidez de la mismas instituciones alabadas por el informe y el riesgo de un rebrote de las movilizaciones violentas.

De ahí que resulta determinante la responsabilidad ciudadana para elegir a sus representes a la constituyente y en multiplicar los esfuerzos para acompañar al proceso de un clima que favorezca el diálogo y contribuya a la búsqueda de acuerdos, todos somos responsables de los juicios ligeros, preferir sentir a pensar y la radicalización de un lenguaje que muchas veces contribuye a generar climas de odio y de violencia.

Unos parecen creer han sido tocados, por una suerte de superioridad moral que les permite condenar al resto y al parecer son los mismos que desprecian los valores de la sociabilidad. Cabe invocar en esa línea la sabia reflexión de Antonio Machado, que señalaba: “Hay dos clases de hombres: los que viven hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas”.

Desde luego también a partir de la vulnerabilidad de un 53% de los hogares que estarían en riesgo de caer en la pobreza al no contar con un colchón financiero para abordar la pérdida de ingresos y al conjugar la pobreza multidimensional con la desigualdad de oportunidades, creo cobra urgencia abordar como imperativo moral y otorgando el carácter de política redistributiva, la descentralización y una asignación en la corrección por parte del Estado, que desde un Estado más moderno y eficiente debe re focalizar sus políticas sociales asumiendo el carácter territorial de la vulnerabilidad y el acceso a bienes públicos esenciales, destacado por el PNUD, con base en datos duros en que varía la pobreza multidimensional de manera determinante al igual que el índice de desarrollo humano según el territorio y a su ves ir en la dirección de priorizar las transferencias directas por sobre programas que no han mostrado en muchos casos eficacia.

La reactivación económica es una urgencia moral y social y depende de todos cuidar un clima que contribuya a la reactivación, a la paz y a la cohesión social, es la única forma que la geografía de los nuevos pactos contribuyan al progreso y la construcción de un futuro común.

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