Opinión

De miedo y seguridad

Las desigualdades extremas, la discriminación y la ausencia de espacios para un diálogo de calidad, aquel en el que podemos mirar al otro a los ojos, generan una exclusión útil para aquellos que despersonalizan a quien puede tener una lectura diferente de los acontecimientos.

Por: Diario Concepción 20 de Enero 2021
Fotografía: El mural “Presencia de América Latina”, que destaca en las paredes de la Pinacoteca, sin dudas es una obra que trasciende generaciones y fronteras. Un trabajo reconocido a nivel nacional e internacional, que fue desarrollado por un grupo de pintores bajo las órdenes de Jorge González Camarena. En ese equipo, estaban, entre otros, el penquista […]

Los peligros van desde desastres naturales, epidemias hasta la delincuencia común. En algunos casos, las fuentes de la inseguridad serán inevitables y en otros dependerá de decisiones personales o de actuaciones u omisiones de la autoridad. Esto puede impactar en los miembros de una comunidad que en muchos casos estarán dispuestos a sacrificar derechos y libertades por un poco de seguridad. El concepto puede ser utilizado como una herramienta de control social, construyendo alarma social y miedo.

Hay autoridades que son capaces de explotar estas percepciones de manera tal de proyectar la violencia política a través del miedo, usando imágenes que sean capaces de intimidar a la masa. Aun cuando existan amenazas reales, éstas pueden ser identificadas de modo que impliquen el diseño de políticas públicas focalizadas sin hacer de ciertos riesgos específicos (que si existen) un problema general que sea utilizado para restringir el ejercicio de nuestros derechos fundamentales y el uso de ingentes recursos públicos con afanes pirotécnicos y sensacionalistas más que efectivos, en lugar de concentrarse en medidas que se apliquen conforme a las particularidades de los espacios en los que se suscitan estas amenazas.

Esta es una de las perniciosas consecuencias del centralismo atrofiado, en el que por mucho que exista buena fe, quienes no conocen los contextos sociales y culturales de un territorio pretenden aplicar decisiones políticas conforme a las limitadas y privilegiadas realidades en las que se desenvuelven, muy lejos de donde se sufre y hay seres humanos que mueren.

Una cultura que se basa en el miedo y la confrontación hace posible la manipulación de las realidades observables pudiendo enquistar en el imaginario colectivo, de manera paradójica, un temor a la pérdida de derechos y libertades ante quienes se inventa como enemigos, que los hace aceptar la restricción de estos mismos derechos y libertades por parte de los que se dicen defensores de éstos.

Las desigualdades extremas, la discriminación y la ausencia de espacios para un diálogo de calidad, aquel en el que podemos mirar al otro a los ojos, generan una exclusión útil para aquellos que despersonalizan a quien puede tener una lectura diferente de los acontecimientos, sirviéndose de la manipulación de la información para responsabilizar a otros de todas las desgracias, valiéndose del miedo para imponerse y violar los derechos esenciales de estos otros, incluso matándolos, guardando silencio ante estas muertes o burlándose del derramamiento de la sangre y sufrimiento de quienes se conciben como adversarios.

Etiquetas