Opinión

De disociación e independientes

Ser independiente no tiene ninguna relación con mostrarse como un enajenado individualista, aséptico político, sin compromisos o sin historia.

Por: Diario Concepción 18 de Noviembre 2020
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, magíster Filosofía Moral

Disociarnos de la actividad política constituye un acto anti natural. Como seres humanos somos mamíferos esencialmente sociales, a quienes les es exigible, por su capacidad de razonar, de controlar sus instintos e impulsos. Excluirnos voluntariamente de vincularnos con el prójimo constituye un acto no sólo de irresponsabilidad, sino que también de violencia contra uno mismo de carácter ontogenético.

En una organización construida sobre la base de una institucionalidad que ha intentado hacer de la ficción del individualismo consumista radical un ideal, fundado en la pura competencia y no en la colaboración, se nos ha amputado de nuestra dimensión social y solidaria, que no sin esfuerzo y de manera traumática se ha manifestado a través de explosiones de resistencia esporádicos, estando asentados en el contexto de un proceso de repulsión contra los mediadores políticos, reclamando lo que nos es natural como seres humanos: nuestro reconocimiento como individuos políticos.

La disociación nos expuso a un conformismo inútil del que reaccionamos y las consecuencias de esta energía rebelde todavía no culminan, dependiendo de nosotros que todo esto valga la pena. Debemos estar en condiciones de poder levantar el velo y constatar que no es posible compensar económicamente esta pérdida de solidaridad con alguna ganancia que nos permita justificar la destrucción de los vínculos sociales, en términos tales que se ha perdido toda confianza respecto de todas las organizaciones intermedias por la exaltación de una autonomía a veces narcisista contaminada con esa perspectiva de tener la falsa convicción que lo único legítimo es lo que satisface los egos y pretensiones propias o de grupos muy reducidos, haciendo de la diferencia una rivalidad insuperable, una variable que nos hace cerrarnos ante los otros sin intención de tender ningún puente. Es lo que, luego de pedir cuanto crédito nos ofrecían y endeudarnos hipotecando todo, hemos cosechado. El que cada uno se las arregle para poder sobrevivir, porque el mérito, las plegarias, el crecimiento económico con “chorreo” y el sufragio nos desilusionaron a punta de promesa rota o derechamente hipócrita.

Ser independiente no tiene ninguna relación con mostrarse como un enajenado individualista, aséptico político, sin compromisos o sin historia. Es ser realista sin ser pusilánime, es tener esperanza sin ser ingenuo. Es colaborar políticamente asumiendo una posición, es estar dispuesto a dialogar y creer en que podemos ser un país construido sobre la base de la indispensable diversidad, resistiéndonos a la disociación.

Etiquetas