Todos estamos en búsqueda de la quimera de la calidad de vida, que parece tan lejana como la felicidad cuando se la basa en aspectos materiales que van siempre escalando.
Claudia Pavez Souper
Gerente de Asuntos Corporativos y Personas
Periodista, Magister en Desarrollo Organizacional y Gestión de Personas (c)
Esta pandemia de la Covid–19 que nos ha mantenido encerrados, sin ver a nuestros amigos y familia, que dejó a alrededor de 2 millones de habitantes de nuestro país sin empleo y que promete más devastadores efectos sobre la economía nacional es una oportunidad. Aunque suene extraño es un momento de quiebre, un cambio de chip para mirar hacia delante de otra manera y que las empresas y profesionales asumamos nuestro verdadero rol frente al planeta, las personas que nos rodean y la generación del tan necesario desarrollo económico.
Todos estamos en búsqueda de la quimera de la calidad de vida, que parece tan lejana como la felicidad cuando se la basa en aspectos materiales que van siempre escalando. Entonces, lo primero es volver a lo simple. Luego de satisfechas las necesidades básicas, pensar en el éxito como el logro de la tranquilidad y la satisfacción de trabajar por el bien de las demás personas, por buscar su felicidad y en la producción de recursos suficientes para que se alimenten y sostengan su actividad diaria con el menor impacto posible al planeta. Este último como ya sabemos agotó sus reservas medioambientales, ya no puede resistir más despilfarro de la economía lineal y debe centrarse en el diseño de productos y servicios que nos lleven a un país en que los residuos reingresen varias veces al mercado.
Una forma de entender cuál o cuáles deben ser metas son los Objetivos de Desarrollo Sostenible, DS, en que los países pertenecientes a la ONU acordaron 17 objetivos y 174 indicadores que nos permiten medirnos. Como herramientas para medirnos contamos con los reportes de sostenibilidad GRI o si queremos utilizar una plataforma que nos permita y efectuando una mejora continua y constante a nuestro avance podemos medirnos en el sistema B (sistemab.org), ambos nos aportan fórmulas gestión y de mejora continua. En resumen, tenemos como herramientas de medición el Sistema B, el sistema de gestión de Pacto Global y la persistencia en la generación de reportes GRI.
Para darle un respiro al planeta y, en este duro momento, para reactivar la actividad económica debemos poner todos de nuestra parte. A las empresas y a los profesionales detrás de ellas nos corresponde entender el verdadero rol de las empresas, que no puede estar ligado solo a la generación de utilidades, aunque ellas sean muy relevantes y necesarias para sostener un negocio.
Este es el momento de hacer el quiebre, la tendencia venía de antes, pero ahora es más urgente para la sobrevivencia de algunas empresas, del planeta y de las personas. Puede parecer que es imposible obtener un mejor puntaje o elevar los indicadores de sostenibilidad al medirse en la plataforma del sistema B; la buena noticia es que siempre es posible mejorar y trabajar los indicadores que nos permitan afirmar que estamos generando un impacto cada vez mejor para nuestro entorno.
¿Cómo nos ayuda eso en la gestión? Contamos con un proceso de mejora continua, agrega valor a nuestra compañía, mejor posicionamiento, aclara nuestro propósito, nos inserta en un mundo de aprendizaje y colaboración, atrae a los talentos, nos prepara para enfrentar la constante incertidumbre y cambios, además de la tranquilidad de estar creando riqueza con la certeza de estar aportando e intentando ser los mejores para el planeta y las personas.
Para comenzar, es tan simple como usar una herramienta de evaluación que sirve para estudiar nuestra gestión y que no te obliga a nada, pero te entrega datos sobre el impacto de tu negocio y, por tanto, te permite gestionarlos y alinearte con los 17 ODS.