Opinión

Y a ti, ¿qué te dijeron en el colegio?

Vera quería ser astrónoma. Cuando le comentó esto a su profesor de ciencia, quien repetidamente la ignoraba en clase, este le dijo que todo le iría bien mientras se mantuviera alejada de la ciencia.

Por: Diario Concepción 06 de Agosto 2020
Fotografía: Universidad de Concepción

Rodrigo Herrera Camus
Astrónomo, Departamento Astronomía, Universidad de Concepción.

Herrera, ¿sabes cuál es tu problema? ¡eres un débil de mente!”, me gritó una vez un profesor en frente de mis compañeros. “En todos mis años de carrera, nunca había escuchado a alguien tocar tan mal la flauta”, me dijo cuando niño mi profesor de música (recién estaba aprendiendo, venía llegando de un colegio donde se tocaba el metalófono). Imagino que las palabras de estos profesores nacieron de su frustración, pero si verdaderamente querían ayudarme a mejorar y crecer, ¿era el tono y elección de sus palabras la forma correcta de conseguirlo?

Comentarios como los que acabo de describir, y ciertamente muchísimo peores, se repiten todos los días en nuestras casas y salas de clases. Podríamos decir que a mí me tocó fácil. El problema es que estos comentarios, en su forma y/o fondo, terminan por hundir a un niño, no levantarlo. Ejemplos de niños y niñas que logran sobrevivir a estos verdaderos torpedos hay muchos, pero me pregunto, por cada uno de ellos y ellas, ¿cuántos más se hunden junto a su potencial, sueños, pasiones?

Ante tan sombrío panorama, un ejemplo que siempre me llena de inspiración es el de la gran astrónoma estadounidense Vera Rubin. Vera cursó su enseñanza media en Pensilvania en los años 40, y muy en contra de las expectativas para las mujeres de la época, Vera quería ser astrónoma. Cuando le comentó esto a su profesor de ciencia, quien repetidamente la ignoraba en clase, este le dijo que todo le iría bien mientras se mantuviera alejada de la ciencia. No sé cuánto peso tuvieron estas palabras en Vera, ni tampoco cuántas veces más tuvo que escuchar barbaridades de esta clase, pero lo cierto es que Vera no se rindió. A largo plazo su genio y perseverancia le valieron jugar un rol protagónico en el descubrimiento de la materia oscura, uno de los componentes claves del Universo. Para dar un ejemplo de cuán grande es su legado, basta mencionar que uno de los telescopios más revolucionarios y potentes del mundo que se construye actualmente en la región de Coquimbo, llevará por nombre “The Vera Rubin Observatory”.

¿Cuántas niñas en nuestro país, en pleno 2020, siguen escuchando comentarios similares a los que tuvo que sobrevivir Vera? Siendo ignoradas o directamente desalentadas de perseguir sus sueños en áreas como la ciencia y la tecnología sólo por ser mujeres. ¿Cuántos de nosotros seguimos arrastrando hasta el día de hoy el peso de comentarios que otros hicieron años o décadas atrás? Es difícil dar un consejo para resarcir el daño hecho, pero sí puedo decir esto: que se hace imperante que analicemos nuestras palabras, muchas veces alimentadas por sesgos invisibles que tenemos la tarea de descubrir. Nuestra meta tiene que ser contribuir con palabras que ayuden a levantar una nueva generación que lo haga mucho mejor que nosotros, libre del pesado equipaje que a unos más que otros nos tocó cargar.

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