El debate por crear las condiciones para hacer de forma segura este plebiscito de entrada es una necesidad urgente.
Amaya Alvez
Académica de la Universidad de Concepción
Colectiva – Justicia en Derechos Humanos
Esta pandemia ha hecho más visible y dramática la desigualdad en Chile, los ciudadanos afectados por la Covid-19 sufren brechas en la protección de la salud, pocos disponen de medios económicos para realizar confinamiento o la posibilidad de teletrabajo. Por otra parte, la matriz neoliberal se ha evidenciado en la dictación de normas jurídicas destinadas a proteger la marcha de la economía y la producción, antes que la protección social laboral, de postnatal y servicios básicos a la ciudadanía. Ello nos lleva a debatir aquello que es constitucional, de las medidas que no lo son, junto con quiénes tienes facultades para interpretar la Carta Fundamental.
Si hablamos de respetar las normas constitucionales vigentes debemos hacer referencia al actual proceso constituyente establecido por leyes de reforma constitucional Nº 21.200 de diciembre de 2019 y Nº 21.221 de marzo de 2020, esta última dictada ya en contexto de pandemia, como la respuesta institucional a la demanda de participación ciudadana. Ellas son el resultado del acuerdo político transversal de noviembre de 2019.
El plebiscito de entrada establecido para el 25 de octubre de 2020 definirá dos temáticas centrales, la primera es la voluntad de aprobar la redacción de una Nueva Constitución para Chile y la segunda es el tipo de órgano constituyente que la redactará. El resultado no es indiferente. Solamente la Convención Constitucional tendrá una integración cien por ciento ciudadana y paritaria establecida por la Ley Nº 21.216 de marzo 2020. En este punto debe aún legislarse respecto de escaños reservados a miembros de Pueblos Originarios quienes deben ser reconocidos en sus demandas territoriales y culturales; y la eventual participación de jóvenes entre 16-18 años.
El debate por crear las condiciones para hacer de forma segura este plebiscito de entrada es una necesidad urgente. El gobierno debe crear propuestas que aseguren la distancia social y la protección de todas las personas. Para ello, la votación se podría distribuir en más de un día, para evitar aglomeraciones y focos de contagio. También se puede considerar que vocales no estén en grupo de riesgo. Algunos expertos han apoyado otras modalidades de votación que debe ser evaluadas especialmente por el poco tiempo restante para su implementación.
La necesidad de redefinir nuestro marco de convivencia es de tal magnitud, que avanzar en este proceso histórico en torno a una nueva Constitución para Chile con un plebiscito seguro es parte de la demanda por superar las falencias visibilizadas bajo la Covid-19.