Opinión

Terremotos, un sino de cambio penquista

Por: Diario Concepción 21 de Junio 2020
Fotografía: Diario Concepción

Si algo ha influido en el devenir de Concepción, desde su fundación, han sido los terremotos que, fuera de impactar, modificaron muchas veces el paisaje geográfico, con violentas alteraciones, como levantamiento del territorio, surgimiento de islas y desaparición de otras, en el corto plazo de una década; y en el largo plazo geológico conforma el paisaje latinoamericano, donde la presión de subducción de la placa de Nazca, que se introduce bajo la placa Sudamericana, origina la Cordillera de los Andes, la depresión intermedia y batolito costero, formas que configuran nuestro paisaje geográfico.

Si bien no contamos con registros de antes de la llegada de los españoles a Concepción, Valdivia año 1550, si contamos con un registro detallado por los cronistas, de los sismos de 1570, 1657, 1730 y 1751, estos dos últimos con efectos tan catastróficos que arrasaron la ciudad, daño que ocasionó nada menos que el abandono del sitio de Penco, lugar de nacimiento de la ciudad, para optar por otro sitio más seguro, como lo fue el valle actual de La Mocha y, la creación, además, de un nuevo puerto, Talcahuano, fundado por el Gobernador, Antonio de Guille y Gonzaga, un 5 de Noviembre de 1764, declarado como puerto de registro, surgidero y amarradero de naves.

A partir del traslado, la ciudad prosperó a pesar de las diversas vicisitudes como fueron la guerra de independencia, que destruyó la ciudad hasta los cimientos, pues tanto españoles como patriotas retiraron de la cuidad todo lo que les servía y lo que no, lo quemaron o retiraron para que no fuera utilizado por el bando contrario.

Pasado este período la ciudad comenzó a consolidarse, pero luego de 74 años, siendo las 11:30 de la mañana del 20 de Febrero de 1835, un nuevo terremoto, que se llamó “la ruina”, echó por tierra lo levantado con mucho sacrificio. Concepción era afectada nuevamente, por este recurrente fenómeno. Esta vez, llega a Talcahuano la Corbeta Beagle, al mando de Fitz Roy, que trae un ilustre pasajero, Charles Darwin, quien después de recorrer la ciudad elabora una detallada tesis sobre la causa de los sismos, que podemos leer en su libro “Voyage d’un naturaliste” y que se ajusta mucho a lo que verdaderamente sucede.

En 1868, un nuevo sismo con fuerte marejada, aunque sin dañar la ciudad, altera la tranquilidad de los habitantes. Entre 1868 y 1939 hubo en Concepción una serie de movimientos sísmicos de mediana magnitud, como el de 1898, 1906, 1907, siendo el de 1898, el que ocasionó mayores daños afectando a unos cincuenta edificios de la ciudad, estimándose su fuerza en grado 7 de la escala de Mercalli de 1 a 12.

El día 24 de Enero de 1939 a las 11:35 de la noche, un sismo de grado entre 8 y 9 de la escala Richter, con una duración de casi cinco minutos, destruyó las ciudades de Chillán y Concepción, quedando tan sólo en pie unas 300 casas y edificios, perdiéndose para siempre nuestro bello Concepción de estilo neoclásico que tanto esfuerzo había costado levantar. Producto de este mega terremoto, se crea la Corfo, para que sea la palanca principal en la reconstrucción de la zona afectada.

Este año 2020, se conmemoran 60 años de los terremotos del 21 de Mayo de 1960 a las 6:02 y del 22 de Mayo de 1960, con epicentro en Valdivia y Chiloé. El terremoto tuvo una magnitud de 9,5 grado en la escala de Richter y ha sido el más grande que se tenga registro en el mundo. Afectó desde Talca a Chiloé, con daño en viviendas, estructura vial, puentes, instalaciones de luz y agua, desviación de ríos y cambios en el paisaje geográfico, perdiéndose miles de hectáreas de cultivo por inundaciones y los más grave, la pérdida de vidas humanas.

Los daños tardaron años en recuperarse. El terremoto de 1960, destruye lo poco que dejó en pie el de 1939, en nuestra ciudad, generando como consecuencia una nueva manera de edificar en ella. Modificó también los trazados, generó la construcción de nuevos puentes y avenidas y planes reguladores más modernos, acorde con las necesidades de la población.

Para concluir, podemos decir que cómo el Ave Fénix, la ciudad ha renacido de un sino que le toca vivir, cada tramo de tiempo en estos casi cinco siglos de existencia.

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción

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