Opinión

Marlene Ahrens, mujer penquista

Por: Equipo Deportes 19 de Junio 2020
Fotografía: LISSETTE WACKERLING

Lissette Wackerling Patiño
Directora regional de SernamEG

Ayer nos despertamos con la lamentable noticia del fallecimiento de Marlene Ahrens Ostertag a los 87 años. Si bien, su nicho fue el deporte, en especial el atletismo a través del lanzamiento de la jabalina, su legado debe ser traspasado a todos los sectores de la sociedad.

Y es que no se trata solo de una atleta exitosa, que con su medalla de plata en Melbourne 1956 es la única chilena en tener a su haber una presea olímpica, si no que de una luchadora, que le tocó enfrentar situaciones lamentablemente comunes para las mujeres en su época de gloria, e incluso, en la actualidad.

Marlene dio a luz a su única hija en marzo de 1955. Tenía un desafío clave en su carrera al año próximo, y alternar las labores de madre con las de deportista inevitablemente complicaría sus pretensiones de triunfo en Australia. Pero gracias a su tremendo talento natural, y sobre todo, a una voluntad y esfuerzo encomiable, volvió a entrenar, y el 28 de noviembre de 1956 se llenó de gloria lanzando 50,38 metros, y quedándose con un inédito segundo lugar olímpico.

Continuó una carrera exitosa en el deporte, y cuando dejó el atletismo se dedicó al tenis, donde logró grandes resultados a nivel nacional, y luego a la equitación, donde volvió a representar a Chile en unos Juegos Panamericanos, en 1995 en Mar del Plata, con 62 años de edad.

Pero también de tocó dar pelea fuera de las pistas. En 1959, durante los Panamericanos de Tokio, fue acosada por un dirigente. Le recomendaron callar para “no dañar al olimpismo chileno”. Pero ella no calló, y siguió adelante. El mismo dirigente asumió años después la Presidencia del Comité Olímpico, y suspendió a Marlene Ahrens de toda competencia, justo antes de los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, cuando “estaba en mi mejor momento deportivo”, según señaló la misma atleta.

Las lecciones que deja Marlene Ahrens son claras: hay que luchar, hay que ser perseverante, y no hay que callar. Quizás ella fue castigada por eso, pero vivió con la frente en alto toda su vida, hasta la madrugada de este jueves.

Es una mujer que debemos recordar en todo Chile, especialmente en Concepción, ciudad donde nació, y desde el SernamEG queremos hacer un llamado a encontrar la forma de hacer perdurar su legado: quizás una calle, quizás un estadio, y que en los colegios estudien y sepan quien fue Marlene Ahrens, que hizo, y que fue una excepcional mujer penquista.

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