Opinión

Liderazgos en tiempos convulsos

La ausencia de liderazgos, coherentes, cohesivos, dotados de sentido común, empatía y visión de futuro nos puede llevar a lo planteado por Shakespeare, “Es el tiempo de la peste cuando hombres dementes lideran a los ciegos.”

Por: Editorial Diario Concepción 05 de Junio 2020
Fotografía: Augusto Parra Ahumada

Augusto Parra
Presidente Fundación República en Marcha

Para Platón, “El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores.”
Lo cierto es que los climas de desconfianza interpersonal y en las instituciones según la OCDE en el caso de la primera 87% situándonos en el ránking de países integrantes de dicho organismo en el con niveles de desconfianza interpersonal más elevados y en el caso de la desconfianza en las instituciones también muy por sobre la media llegando a un magro 43% según el PNUD, de personas que desconfían de instituciones como el gobierno o el Parlamento, pero incluso cuestionando su legitimidad. Pese al aumento de la valoración de la democracia que creció de un 42% a un 53% en la última década según el mismo organismo.

Los niveles descritos, acompañados de la evaluación según la CEP del Parlamento o los Partidos Políticos que están por debajo de los 4 puntos, evidencian el colapso de la legitimidad y representatividad del sistema político, el que a su vez deviene en un vacío de Poder y de liderazgos.
La mayor amenaza para las democracias son la existencia de esos vacíos, pues constituyen caldo de cultivo para el populismo, la demagogia, caudillismos mesiánicos e incluso males tales, cómo algunas formas de totalitarismos. Pues los vacíos se llenan con algo y depende de la atención que prestemos y de que emerjan de liderazgos positivos el que podamos llenar esos vacíos con liderazgos articuladores de cooperación para avanzar hacia el progreso.

Para Maturana, debemos pasar de oposición a colaboración. Y no hablar de derechos, sino de compromisos de sobrevivencia. En una dimensión de compromiso ante la vida colectiva.

Ese es el carácter que debe marcar al ciudadano virtuoso en el civismo de sus acciones y el sello que debe marcar al verdadero líder en tiempos de crisis sanitaria, incertidumbre, polarización, crisis económica y social. Y con crecientes desafíos impuestos por un futuro de cambios vertiginosos disruptivos y acelerados.

La ausencia de liderazgos, coherentes, cohesivos, dotados de sentido común, empatía y visión de futuro nos puede llevar a lo planteado por Shakespeare, “Es el tiempo de la peste cuando hombres dementes lideran a los ciegos.”

Es que no hay espacio para que la violencia y la incapacidad de procesar a través de las vías democráticas e institucionales nuestras diferencias, respecto del rumbo estratégico del país, a manos de una política de trincheras y barras bravas, vuelva a superar a los ciudadanos y liderazgos de bien, el costo puede ser demasiado alto y comprometer e hipotecar las posibilidades de dar un sal al desarrollo.

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