Opinión

Los partidos políticos en su laberinto

Por: Diario Concepción 15 de Mayo 2020
Fotografía: Diario Concepción

AUGUSTO PARRA
Presidente Fundación República en Marcha

El voto es “el sagrado ejercicio del poder ciudadano.” Expresión de soberanía y, a su vez, de las dimensiones ciudadanas más elevadas para hacer carne la vida colectiva dentro de un marco civilizado.

En medio de una de las coyunturas que sin lugar a dudas marcará con más fuerza nuestro destino así como la historia del siglo XXI, el próximo año 2021 llevaremos a cabo, de no mediar nuevos inconvenientes, siete u ocho elecciones que incluyen concejales, alcaldes, gobernadores regionales, probablemente constituyentes, consejeros regionales de gobierno, diputados, senadores y al Presidente de la República.

En un escenario marcado por los resabios del mal denominado “Estallido Social” y de los efectos de una pandemia que generará una crisis sanitaria y otra económica, de una gran profundidad y de la que resultarán transformaciones disruptivas, así como una significativa aceleración de procesos de transformación en las formas de vida que ya veníamos experimentando.

Lo cierto es que en cualquier caso y a partir de los distintos análisis o lecturas que se pueda hacer, podemos quizá coincidir en que se ha vuelto necesario revisar, corregir y perfeccionar la forma en la que veníamos conduciendo instituciones políticas y democráticas que gozan de un profundo deterioro en materia de confianza, de tal profundidad que ha llegado a poner en tela de juicio la representatividad de nuestros mandatarios así como incluso la legitimidad en el ejercicio de sus funciones pese a que nadie duda de la legalidad de los procesos por los que fueron electos.

En lo personal creo la democracia liberal ha aportado sustantivamente al progreso y no me parece sustituible, lo que no significa que no tenga reparos respecto de aquellos aspectos éticos y morales en su implementación que han de ponerla en tela de juicio.

La paradoja resulta que, pese a las desconfianzas, el clima convulso y los vientos arremolinados, podría ser que está sucesión de elecciones diera cabida a la formulación de esos nuevos pactos y acuerdos sociales necesarios para recuperar las confianzas y establecer un clima de paz social, propicio para impulsar el progreso.

Si los partidos no son capaces de dotar de contenidos esos pactos para recuperar el crecimiento económico, para superar la crisis y no proponen fórmulas que impliquen ofrecer respuesta a los nuevos paradigmas sociales, ambientales, de modernización y que permitan construir una estrategia inclusiva y sostenible, podremos poner en un grave riesgo nuestra democracia.

Pues el Poder no puede estar esta vez al servicio del ego o las reivindicaciones menores, sino al servicio de las ideas que hagan posible la resiliencia de una democracia vigorosa y con nuevos bríos con base en las ideas que hagan posible mirarnos a los ojos y volver a reencontrarnos en la construcción de un futuro común.

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