Opinión

Café y cafeína

Por: Diario Concepción 24 de Febrero 2020
Fotografía: Archivo

Victoria Halabí
Directora de Carrera Nutrición y Dietética
Universidad del Desarrollo

El café contiene micronutrientes como el magnesio, potasio, niacina, trigenolina, tocoferóles, todos con efectos benéficos. Pero uno de los componentes más importantes es la cafeína, que es su principal componente activo. Los efectos de su consumo se asocian mayoritariamente ella, una metilxantina que actúa como antagonista de los receptores de adenina en el sistema nervioso. Pero también aporta sustancias como el cafestol, el kahweol, el ácido clorogénico a los cuales se les atribuye propiedades antioxidantes.

Son numerosos los efectos en la salud atribuidos a la cafeína, siendo algunos benéficos y otros deletéreos: en la salud cardiovascular, diabetes tipo 2, tolerancia a la glucosa y sensibilidad a la insulina, en la cirrosis hepática y el carcinoma hepatocelular, entre otros efectos.

El café no es un alimento que se recomiende según guías alimentarias, pero su consumo podría considerarse en el aporte de líquidos recomendados. Su consumo moderado, como el de otras sustancias de origen natural, parecer aportar muchos más efectos benéficos que perjudiciales. Hay que considerar los efectos de otras sustancias presentes en él, como por ejemplo el ácido clorogénico y otros antioxidantes, el alto contenido de magnesio, de potasio, de niacina, entre otros, los que pueden sinergizar los efectos atribuidos a la cafeína.

El consumo excesivo de café, o de cafeína, se ha asociado con un mayor riesgo de hipertensión y por consiguiente con un mayor riesgo cardiovascular, aspecto cuya importancia en la actualidad puede ser debatible si se compara con los efectos benéficos de la cafeína que han sido observa dos más recientemente. Estos resultados pueden conducir a romper o a modificar “mitos” establecidos sobre el café y la cafeína. El efecto protector del consumo moderado de café en el riesgo de infarto al miocardio, o en la presión arterial, o la no modificación de los niveles plasmáticos de la proteína C reactiva.

Se debe considerar el tipo de café (normal o descafeinado), tipo de antioxidantes o sustancias bioactivas que contiene, la forma de prepararlo (hervido, expreso, con o sin filtro, etc.), cantidad consumida (mayor cantidad, menor riesgo de enfermedad) e incluso azúcar añadido, entre otros hábitos dietéticos. Al igual que el té se recomienda ingerir como bebida de hidratación alejados de las comidas para disminuir interacciones. Además de no acompañarlo de leche, ya que también inhibe la absorción de calcio.

La conclusión general es que el consumo de cafeína, hasta 300 mg/día, no constituye un mayor riesgo de infarto al miocardio, de hipertensión, o de modificación de los niveles plasmáticos de indicadores de riesgo cardiovascular, como la proteína C reactiva y la homocisteína.

Durante el embarazo y lactancia, la cafeína puede atravesar libremente la placenta con lo cual se estima que la concentración de cafeína en el líquido amniótico y en la sangre materna constituyen indicadores de la concentración de cafeína en la sangre fetal. Ni el feto ni la placenta tienen la capacidad para metabolizar la cafeína, con lo cual se estima que, si la madre toma café, el feto estará continuamente expuesto a la cafeína que deriva de la sangre materna a la placenta. En la leche materna a cafeína es detectable 15 minutos después de la ingesta de café, alcanzando un máximo de concentración una hora después del consumo.

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