Opinión

Nunca más

Los derechos fundamentales son esenciales para la paz social y su debido respeto es indispensable para legitimar las instituciones.

Por: Diario Concepción 06 de Febrero 2020
Fotografía: Pablo Torres

Pablo Alex Torres Placencia
Colectiva Justicia en Derechos Humanos

En Chile, durante muchos años, hemos vivido en el negacionismo, al permitir que primen las voces que justifican las violaciones a los derechos humanos y defienden el modelo económico y político instaurado en nuestro país durante la dictadura, desconociendo su origen ilegítimo.

No hay que engañarse, no son casos aislados, ni menos reminiscencias históricas, este discurso está instalado en las instituciones. Así lo dejo en evidencia el General Director de Carabineros cuando pretendió blindar en un primer momento a los efectivos policiales señalando que él no iba a dar de baja a nadie, aunque lo obligaran, desconociendo el actuar alejado del estándar que establecen los derechos fundamentales con que obran los funcionarios, que al 31 de enero deja un saldo de al menos 3.746 heridos. Así, también, lo deja ver el Presidente de la República, quien no dejó pasar la oportunidad al micrófono para defender el actuar del Intendente de la Región Metropolitana y su famoso “copamiento preventivo”.

Así también queda patente en el actuar de una de nuestras Juezas de Garantía, que paradójicamente pertenece a la institución llamada a asegurar los derechos de los intervinientes del proceso penal, quien hizo gala de comentarios abiertamente discriminatorios para justificar la muerte de una persona. No es posible que este comportamiento se mantenga, Chile ya tiene una deuda con los derechos de sus ciudadanos y la historia no puede volver a repetirse.

Es indispensable un cambio cultural y en especial un cambio dentro de las instituciones, los derechos fundamentales son esenciales para la paz social y su debido respeto es indispensable para legitimar las instituciones. Parece que hay mucho que como país no hemos aprendido. Es el momento de dejar de lado las medias tintas y decir nunca más, es imposible que quienes justifican las violaciones a los derechos humanos estén en cargos de poder, pues el poder encuentra un límite en el respeto y garantía a estos derechos. Es necesario trabajar enérgicamente para eliminar este discurso, para ello, la educación es un camino, resaltar la importancia del respeto a los derechos fundamentales y condenar terminantemente su violación desde la más tierna infancia.

Al mismo tiempo, capacitar a las instituciones existentes en la materia se hace necesario, todo ello ayudará a que en un futuro no volvamos a tener estas defensas indolentes que pretenden perpetuar la impunidad de quienes desprecian estándares básicos de convivencia.

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