Opinión

De violencia y optimismo

Por: Diario Concepción 29 de Enero 2020
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, magíster Filosofía Moral

Desde el origen la violencia ha estado con nosotros. El modelo económico en nuestro país se impuso a costa de la muerte, desaparición, tortura, exilio y persecución de miles de chilenos. El supuesto “éxito” del que se ufana está manchado de sangre y sufrimiento. A los “expertos” eso no les importa. Lo único indispensable era asegurar el crecimiento y mantener sus curvas vacías y absurdas.

Ante cualquier protesta la respuesta sigue siendo la que deviene de una cultura autoritaria y enferma que se limita a reprimir y castigar, pero nunca a entender y escuchar. Ahí ha estado siempre la violencia y todos la asumían como parte de las reglas del juego. Se habló de confianza, pero ésta nunca existió, era sólo retórica para justificar la segregación.

Pero no podemos ser pesimistas. Debemos sobreponernos y levantarnos contra todas aquellas salidas que nos proponen refundaciones maximalistas excluyentes que tienden a perseguir a todo el que piensa distinto, así como a los conformistas que pretenden que todo quede igual. Hoy parece tener más prestigio el pesimista que el optimista. Sin embargo, no todo pueden ser malas noticias. Preguntarnos por el futuro ante un presente sombrío sólo tiene sentido cuando dejamos de confiar en los pronósticos. Más aún cuando quienes hacían estas prognosis formaban parte de quienes nos engañaban. No hay que rendirse. Las cosas no necesariamente serán peores. Si claudicamos estamos desperdiciando la oportunidad de alcanzar algo mejor. Como afirma Daniel Innerarity: “Concluir es siempre una decisión precipitada; mientras hay vida, hay esperanza”. Mientras haya esperanza en algo distinto, no todo está perdido, aunque nos pongan por delante el miedo.

Fernando Pessoa decía: “¡No me vengáis con conclusiones! La única conclusión es morir”. El presente no tiene el carácter de definitivo, la respuesta siempre está abierta, las posibilidades nunca se terminan. Cerrarse a lo definitivo es la derrota. Mientras transcurra el tiempo se puede aprender, crecer, perfeccionarse. Se puede cambiar, ser más justos y vencer la desigualdad. Como seres humanos no podemos renunciar a nuestras expectativas y dejar de pelear por ellas. Hay varios mundos posibles y no podemos dejarnos estar para forjar el que satisfaga nuestros sueños e ideales. El pesimista reaccionario será un dogmático, que escudándose en los “expertos”, nos dirá que nuestra realidad es la óptima, que toda transformación es imposible y que nos tildará de ingenuos o ignorantes. Se puede ser escéptico sin perder ni la esperanza ni la memoria y ser optimistas sin dejarse vencer por las circunstancias.

Etiquetas