Aunque por lo general siempre los títulos se los llevan los que tienen más, hay ejemplos que dicen lo contrario, como el Leicester ganando la Premier League hace tres años o Independiente de Ecuador levantando la Copa Sudamericana en 2019.
La semana pasada, el Flamengo hizo un ofrecimiento de 20 millones de euros al Inter de Milán para comprar el 80% del pase de Gabriel Barbosa, “Gabigol”, su jugador más determinante y que marcó los dos goles en la final de la última Libertadores, cuando el “Mengao” derrotó a River Plate para volver a ganar el trofeo tras más de 30 años.
En redes sociales, al conocerse la operación fue común ver comentarios de periodistas y público chileno en general del tono “Así no se puede competir”, “Nunca volveremos a ganar” o “estamos a años luz de Brasil y Argentina”. Sí, es cierto, los equipos de ambos países marcan importantes diferencias con el resto del continente en temas de presupuesto, pero de ahí a justificar con las cifras el mal rendimiento de los equipos nacionales -una tónica de hace mucho tiempo en los torneos continentales hay un abismo de diferencia.
Justamente, el todo poderoso Flamengo fue primero de su grupo en la fase inicial de la última Libertadores por diferencia de goles, sumando 10 puntos al igual que la Liga de Quito de Ecuador y Peñarol de Uruguay. En octavos de final, transpiró más de la cuenta para eliminar al también ecuatoriano Emelec por lanzamientos penales, luego que cada equipo ganara 2-0 en su cancha.
Si fuera por el dinero, la final de la última Copa Sudamericana no la habrían jugado el Independiente del Valle de Ecuador contra Colón de Argentina, que en semis se deshicieron de los brasileños Corinthians y Atlético Mineiro, respectivamente.
A nivel planetario, el PSG ha gastado cuánto dinero ha podido para ganar la Champions League, y no ha podido superar los cuartos de final. Lo mismo el Manchester City, que cayó con Tottenham en cuartos en 2019.
Sí, siempre serán más veces las que ganen los que tienen e invierten más, y son capaces de llevarlo mejores jugadores. Pero también, junto con el dinero, hay factores claves para competir en el alto rendimiento que no dependen de los ceros en la cuenta bancaria.