Opinión

Andar copiando costumbres ajenas

Por: En el Tintero 17 de Octubre 2019

Ya no sorprende a nadie, que saliendo de las ramadas haya cambiado la decoración de los supermercados para dar paso al Halloween, más mediático y mucho más glamoroso que Todos los Santos, más atractivo, transversal y rentable que recordar el día de los familiares fallecidos.

Sin embargo, el recordar a los muertos con ritos especiales es mucho más antiguo que lo que se piensa, con hondas raíces prehistóricas. Nada de raro, nunca ha sido fácil pensar que estamos por estos lados sólo por un rato. En nuestra América morena con el Festival de Muertos, que celebraban los aztecas con un ritual para celebrar el final de la cosecha, en julio y agosto, y que formaban parte de la ofrenda a la diosa Mictecacihuatl. Algunos conseguían incluso pronunciar su nombre de corrido.

Los muertos tenían para ellos un montón de necesidades, comida y bebida, velas para alumbrarse y hasta un palo con púas para espantar al diablo. Todo esto se colocaba en su tumba, para su visita anual a los vivos, en la que se coloca copal y flores para marcar el camino.

Cuando llegaron los españoles las creencias se fusionaron con el calendario cristiano, con cambios en las fechas, por lo que ahora se conmemora los días 1 y 2 de noviembre; el Día de Todos los Santos y Fieles Difuntos para reflexión y encuentro. Las creencias antiguas señalan que estos son los únicos días en que las almas tienen permiso para regresar a visitar a sus seres queridos.

Para una creciente mayoría , se trata más bien de unos días feriados y no todos dedicados a la memoria de quienes no están, sino para el esparcimiento de los que siguen presentes y para eso el Halloween, para niños y adultos, ha venido como anillo al dedo.

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