Opinión

Terrorismo en Arauco

Debemos hacernos cargo de este drama que afecta a muchos chilenos, que se sienten inseguros, desprotegidos y decepcionados por la ineficacia de medidas para frenar a los grupos violentistas.

Por: Diario Concepción 08 de Octubre 2019
Fotografía: Agencia UNO

Jacqueline van Rysselberghe
Senadora de la República
Presidenta de la UDI

Aún cuando La Araucanía ha sido la Región con el mayor foco de atención por los ataques terroristas que se registran de forma permanente en parte de ese territorio del sur de Chile, en la provincia de Arauco, Región del Bío Bío, sus habitantes deben vivir una situación muy similar. Incendio de cabañas en áreas turísticas, quema de camiones de empresas, tomas de terrenos y amedrentamientos constantes, son parte del paisaje cotidiano, en lo que algunos insisten en llamar con eufemismo, violencia rural.

Si como país nos queremos hacer cargo de forma real y efectiva de este problema, debemos partir por llamar por su nombre a esos hechos: actos de terrorismo. Y la razón no es ideológica, como algunos piensan, sino que de sentido común.

Es cuestión de ver lo que estos ataques provocan en la comunidad; un profundo temor en muchas personas, cuyo miedo es tan grande, que optan por irse del lugar en el que nacieron, crecieron y depositaron sus sueños de vida junto a sus familias. Estoy segura de que si les dieran a elegir, nadie tomaría una decisión así, salvo cuando asumen que está en juego su subsistencia y la de sus seres queridos.

Lo mismo ocurre con quienes quieren emprender y generar oportunidades de desarrollo en la provincia, y que por ese mismo temor deciden no continuar con sus proyectos ahí, porque se les amenaza con represalias o derechamente se les destruye aquello que con tanto esfuerzo han levantado.

Como país debemos hacernos cargo de este drama que afecta a muchos chilenos, que se sienten inseguros, desprotegidos y decepcionados por la ineficacia de medidas para frenar a los grupos violentistas que les coartan su libertad y anhelos.

Las señales que se requiere dar son consistentes e inequívocas, porque imaginan ustedes ¿qué país tendríamos si cada chileno decidiera reivindicar sus derechos o exigir aquello que cree le corresponde, utilizando la violencia? Viviríamos en un verdadero descampado, en una suerte de estado de naturaleza, donde no existiría la paz social.

El camino es otro, y sin duda, lo primero que cabe hacer es lograr que se respete el estado de derecho en todos los rincones del territorio nacional. Ningún grupo, ni persona, en ningún lugar de Chile, se puede sentir con la potestad de mantenerse al margen de la ley, o de agredir y poner en riesgo la integridad de terceros.

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