Volvió la discusión del presupuesto regional. Hubo un año para prepararse y nuevamente nos han pasado por encima. El año pasado nos obligaron a repartir con Ñuble a razón de 59/41 sin que hubiese soporte técnico a dicho reparto. Se demostró que hubo una cocina donde se inventaron los datos y Bío Bío fue la perjudicada.
Dado que la fórmula de reparto debe actualizarse cada 2 años, existía plena seguridad de que recuperaríamos un porcentaje alto de los fondos, sobre todo, en el Fndr y en los fondos espejo del Transantiago. Y al menos en el polinomio así fue. Ahora tenemos el 8,96% de la cuota de reparto y al sumar a Ñuble, la Región dividida salió ganando con un extra superior a dos puntos.
Pero algo extraño ocurre , toda vez que la cifra global no da cuenta de este incremento. El 2019 teníamos 12,34% de la cuota, pero al dividir con Ñuble nos quedamos con un 7,28%. Si ahora crecimos a 8,96% entonces, en los fondos en los cuales se aplica el polinomio deberíamos crecer un 23%. Si el 2019 recibimos 54.500 millones entre ambos fondos (Fndr y FAR) , un 23% extra significan 12.500 millones, mas todos los otros fondos que componen los recursos de inversión regional. Pero nos avisan que nuestro presupuesto global crece sólo 8.800 millones.
No se entiende que las autoridades se feliciten de que crecimos 9,8% en el total sabiendo que el mínimo que debimos tener era 23% en Fndr y FAR (que entre ambos son el 75% de nuestros ingresos) sólo por la aplicación de la ley. Lo que nos dieron por un lado lo quitaron por otro. Esto de ver el vaso medio lleno aquí no es aplicable. Y tampoco es razonable insistir en cifras que nada tienen que ver con la realidad. Lo que debe buscarse es que nos den explicaciones técnicas, razonables y no placebos. Y claramente concordar un análisis y un diagnóstico de la situación para ir a discutir con cifras adecuadas y no hacer el loco en la capital.
Jorge Condeza Neuber