Opinión

El duro precio de la fama

Por: Diario Concepción 15 de Septiembre 2019

Fernando de Magallanes, portugués, con nombre españolizado, al haber conseguido del rey de España el apoyo que su propio rey no quiso prestarle, se lanzó al océano, con cinco naves y unos 250 hombres, el 20 de septiembre de 1519. Ni él, ni el joven soberano que confió en su intuición, ni Juan Sebastián Elcano, el experimentado marino vasco que acababa de enrolarse como maestre en una de las naos, podían imaginar que acabarían por circunnavegar por primera vez el planeta.

La expedición fue financiada por la Corona de Castilla, los Haro y los Fugger, con un costo de algo así como ocho millones de maravedíes, más o menos 1,5 millones de euros en la actualidad.

El hambre y la fatiga para todos, la muerte para muchos y la gloria para unos pocos fue el balance de esta aventura. La historia de quienes vivieron para contarlo y de quienes murieron en el intento, cuyos no pocos detalles espeluznantes perduran en las memorias de algunos protagonistas, el piloto griego Francisco Albo, el marinero español Ginés de Mafra y, sobre todo, del italiano Antonio de Pigafetta, solo la de este último llegaría a ser la narrativa que nuestra cultura ha puesto en letras de molde, geógrafo con alma de reportero.

En una escaramuza con tribus isleñas en las Filipinas, Magallanes fue muerto de un lanzazo, el 27 de abril de 1521. Quemaron una nave, por falta de tripulación sobreviviente y Elcano capitaneó la expedición a partir de allí, llegando al puerto de San Lúcar el 6 de septiembre de 1522, en la única destartalada nave, la Victoria, con dieciocho supervivientes a bordo, un cargamento de especias y gloria imperecedera. Lección para los que quieren que la fama les dure más de un minuto.

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