Opinión

Con ciencia chilena

Por: Diario Concepción 15 de Septiembre 2019
Fotografía: Diario Concepción

Dra. Paulina Assmann
Astrofísica
Sub directora de Relaciones Internacionales
Universidad de Concepción
Investigadora Centro de Astrofísica y Tecnologías Afínes

La ciencia chilena está de fiesta, celebró semanas atrás los 20 años de la Iniciativa Científica Milenio, programa público que desde 1999 ha impulsado 101 centros de investigación de excelencia en nuestro país. Iniciativas como éstas, así como también el financiamiento basal o el FONDAP para centros científicos y tecnológicos de excelencia, han sido fundamentales para potenciar el desarrollo económico de Chile, el mejoramiento de la calidad de la investigación, la formación de capital humano avanzado, el acceso de investigadores a conocimientos de frontera en áreas estratégicas para el desarrollo del país y de paso, indirectamente, a la descentralización de la ciencia.

Un ejemplo destacable es el excelente trabajo que está realizando la Universidad de Concepción, que desde el sur de Chile lidera en el área de Astronomía, aun cuando los grandes telescopios están en el norte de nuestro país. Ellos participaron en la obtención de la primera imagen de un agujero negro, así como en la medición más exacta de la distancia a las Nubes de Magallanes, resultados importantísimos para la humanidad y su entendimiento del universo.

Otro gran ejemplo ocurrió en 2004 con la primera gran expedición al polo sur, liderada por científicos del Centro de Estudios Científicos del Sur (CECs) de Valdivia y el Ejército de Chile. Dicho proyecto estudió los cambios ocurridos en los glaciares antárticos durante los últimos 200 años y cómo los seres humanos hemos contribuido al cambio climático del planeta.

La expedición ATACAMEX que alcanzó por primera vez nuestro suelo marino en la Fosa de Atacama (8.100 metros de profundidad) a comienzos del año pasado, liderada por el Instituto Milenio de Oceanografía, la creación de la aplicación SiE, Sistema de Información de Emergencia por Barbarita Lara de la Universidad Federico Santa María, destacada como herramienta que le ha convertido en una de los ganadores de Innovadores Menores de 35 en Latinoamérica del MIT Technology Review en español, son sólo algunos ejemplos de los grandes aportes en ciencia de frontera dirigidos desde regiones y además desarrolladas con creatividad y esmero en un marco de modestos presupuestos.

El desafío que tiene Chile ahora es que las instituciones que se dedican a la ciencia y tecnología se asocien con empresas interesadas en el desarrollo e innovación, con el fin de sintonizar con las necesidades del desarrollo actual de nuestra sociedad. Ejemplo de problemáticas a resolver son el cambio climático, la creciente sequía y sus secuelas para la agricultura y la minería, o bien también el envejecimiento poblacional y sus efectos en la innovación. Destacan en este ámbito el Parque Científico y Tecnológico del Bío Bío (PACYT), resultado de la alianza entre el Gobierno Regional y la Universidad de Concepción, que generará un ecosistema para la innovación, con impacto en sectores como las energías renovables, manufactura avanzada, biotecnología, materiales avanzados, biomedicina, biología molecular, astroinstrumentación, comunicación segura, tecnologías cuánticas, nanotecnología, bioeconomía, inteligencia artificial, robótica y alimentos. Todos ellos temas estratégicos para Chile. El parque convertirá a la Región del Bío Bío no solo en un hub de comercio, sino también de desarrollo tecnológico e innovación, en una macrozona estratégica para el país. Sin duda, un modelo a replicar en otras regiones de nuestro país.

Esperamos que el recién creado Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, gracias a sus cinco macrozonas asociadas, permita la tan anhelada y necesaria descentralización del desarrollo científico y tecnológico y su conexión con la industria nacional.

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