Opinión

Sobre la violencia

Por: Diario Concepción 27 de Junio 2019
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

En marzo de 2012 la Confech publicó un documento llamado “Balances y proyecciones movimiento social 2011”, texto en que los dirigentes estudiantiles (algunos de ellos hoy diputados) marcan postura respecto a la violencia. Dice el documento que “se debe reconocer dos tipos de actos violentos: 1) violencia esporádica, marginal y desorganizada, y 2) Violencia de masas organizada y con fines políticos que se convierte en masiva y legitima para nuestros compañeros”. Durante los últimos años se han utilizado las escuelas y liceos como trincheras de distintos movimientos políticos, algunos de ellos más institucionalizados, otros, derechamente insurreccionales y con una clara vocación antisistema. En estos últimos no sólo abundan las lecturas de Lenin, Bakunin y Malatesta, sino, además, existe formación para lo que ellos mismos definen como la “acción directa”: la barricada, la confección de elementos manufacturados (eufemismo para nombrar a las bombas molotov) y otros dispositivos de protesta. Muchos jóvenes terminan seducidos por lo espeso del pensamiento y la filosofía que sustenta estas doctrinas. En momentos donde el vacío y la hendidura del ser se edifican como las categorías ontológicas del sujeto (pensamiento débil), no es extraño que muchos busquen llenar dicho vacío con consignas que, pese a los años y el desgaste, cobran vigencia y se renuevan en los conflictos de nuestra época (pensamiento fuerte).

¿Cómo enfrentamos la violencia? La respuesta es sencilla: ejerciendo la autoridad ¿y en qué consiste esto? Pues aplicando las leyes, sin miedo a que mi nombre encabece la lista del petitorio, haciendo valer y cumplir las normas, con valentía. Hannah Arendt señaló en su ensayo “Sobre la violencia” (título de esta humilde columna), que “cuando la autoridad abandona, entra el poder” ¿a qué se refiere? Bueno, básicamente al hecho de que la actual situación que vive el Instituto Nacional es, ante todo, una disputa simbólica (pero muy real) por el poder político. Quien crea que esto es violencia “esporádica o marginal” (como señalaba la Confech) se equivoca. Por eso, quienes respaldan tácita o explícitamente estas manifestaciones, harán lo posible por atacar a quienes hoy quieren ejercer la autoridad. Allí donde no hay autoridad, entra el poder.

 

Fernando Peña Rivera
Seremi Educación Biobío

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