Opinión

Marta Montory Torres

Por: Diario Concepción 21 de Abril 2019
Fotografía: Cedida

Nació en Cañete, asistió al Liceo de Angol y luego llegó a la Universidad de Concepción, a estudiar derecho. Un grave accidente la tuvo alejada de la Universidad por varios años, donde luego regresa para estudiar Trabajo Social. Obtuvo el Premio Universidad en 1965, integrándose como académica desde ese mismo año.

Fue designada Profesora Titular en 1981, después de una larga carrera que empezó como alumna ayudante, instructora, profesora auxiliar y Jefe de Departamento, hasta asumir la Dirección de Escuela, en 1973, función que cumplió hasta 1981.

En la Universidad conoce a Armando Cartes Sagredo, con quien consuma un feliz matrimonio, que duraría 37 años, hasta su fallecimiento. Tuvieron tres hijos, Paulina, Armando y Ramiro, los tres profesionales egresados de la Universidad de Concepción y residentes en la ciudad.

En la Universidad realizó múltiples investigaciones y publicaciones. Dirigió la Revista Acción Social, editada por el Departamento de Trabajo Social, en 1978. Se preocupó especialmente de los Menores en situación de calle. Publicó numerosas columnas de prensa para movilizar a la ciudadanía sobre la problemática y realizó varios proyectos. Entre ellos, “Techo y Destino”, que consistió en la creación de un Centro de Tránsito para Observación y Diagnóstico de Menores, que fue implementado con apoyo de la Asociación de Magistrados de Menores, Diario El Sur y la Intendencia Regional.

Representó a la Universidad de Concepción en diversas instancias, como la Comisión Regional de Menores, y el Comité Regional de Desarrollo Social. Fue fundadora y presidenta de la Academia Chilena de Trabajo Social.

Su alejamiento de la Universidad, por diferencias con la autoridad militar delegada de la época, le resultó doloroso, por su fuerte vocación académica. Le dio la oportunidad, sin embargo, durante la siguiente década, de emprender un activo ejercicio profesional, en diversos campos. Así, coordinó proyectos de desarrollo social para Unicef, en sectores de pobreza crítica en la comuna de Penco; organizó y dirigió el Departamento de Egresados de las Aldeas SOS; trabajo en Cidere Bío Bío, en los diversos proyectos de innovación tecnológica, con sentido social; que promovía esa Corporación; integró por diez años el directorio del Hogar de Lactantes en Tránsito, de Concepción; junto a la reconocida periodista Josefina Garbarino, editó por años una publicación denominada “Punto de Apoyo”; que se distribuyó entre municipios locales; entre múltiples actividades.

En 1990, cuando se funda en Concepción la Universidad San Sebastián, se le ofrece la oportunidad de volver a la vida académica. Se incorpora, así, al naciente proyecto universitario. En 1993, con el apoyo de un equipo de destacados profesionales, como Ulises Toledo N., logra darle el rango de Licenciatura a la Carrera de Trabajo Social, una de las primeras en Chile que obtuvo tal reconocimiento para esa disciplina académica. Alcanzó la categoría de Profesora Titular, en 1997.

Fue socia fundadora de la Asociación de Mujeres Profesionales y de Negocios y Directora de la Fundación Trabajo para un Hermano.

Falleció en noviembre de 2002. Al año siguiente, la Junta Directiva de la Universidad San Sebastián acordó, en forma unánime, dar su nombre a su principal Auditorio, en Concepción. Así fue no solo por su contribución a la Carrera que dirigió hasta la muerte, sino que por el aporte de su visión y experiencia universitaria al desarrollo de ese proyecto educativo, en sus años fundacionales.

Desde hace una década, además, su retrato cuelga en las paredes de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad de Concepción, junto a los antiguos Directores de Escuela, donde fuera instalado en una significativa ceremonia presidida por el Rector.

Falleció relativamente joven. Los grandes afectos de su vida fueron la familia, el servicio público y la actividad académica.

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