Opinión

La larga noche en la Venezuela Bolivariana

Por: Diario Concepción 21 de Abril 2019
Fotografía: Cedida

Roger Sepúlveda Carrasco
Rector Universidad Santo Tomás Concepción – Los Ángeles

Los recientes apagones y falta de agua en Venezuela es el último capítulo en una triste telenovela que parece nunca acabar. Un eterno bucle que parece más una novela de Kafka o un cuadro de Escher; algo así como la versión política de El día de la marmota, el filme de 1993 en el que Bill Murray se despierta una y otra vez en el mismo día, aunque sin el elemento cómico que haría sostenible tal narrativa, sino muy por el contrario, un drama de enfrentamiento y división que nosotros ya vivimos en épocas pasadas, y que afortunadamente parece estar ya superado.

Para el caso venezolano, el problema antes fue la entrega de Ayuda Humanitaria (que ahora sí va a ser distribuida gracias a la Cruz Roja Internacional), la instalación de Juan Guaidó Márquez como Presidente interino en funciones, la carestía de productos básicos, la inflación rampante y un largo etcétera de crisis, enfrentamientos, muertes y problemas que se acumulan desde la época del comandante Hugo Chávez Frías.

Quizás por ello, y por el derrumbe de la producción y de los precios del petróleo a nivel internacional, su principal commodity, han hecho que el país haya pasado de ser uno de los más ricos del continente a la situación de pobreza extrema, hambre y miseria de la cual todos hemos sido testigos.

Frente a los graves problemas que enfrenta el país, lo lógico sería preguntarse cómo se ha llegado a este punto de no retorno. Y claro, las razones son varias que pasan por la propia inoperancia del gobierno que no ha sabido gestionar su economía, pues como decía el jurista y librepensador colombiano Tito Livio Caldas: “Un país es lo que son y cuantos sean sus empresarios”. Y claro, puede ser o parecer una exageración, porque claramente un país es bastante más que sólo su clase empresarial (es también trabajo, capital, naturaleza, estabilidad política, justicia social y muchos factores más). Sin embargo, tampoco hay que dejar de reconocer que, pese a lo exagerado que puede parecer tal afirmación, mucha verdad está también ahí contenida.

La crisis del gobierno de Nicolás Maduro Moros se ha instalado y todo indica que no tiene vuelta atrás. En esta situación, evidentemente, las grandes potencias (y las no tan grandes) han tenido mucho que decir. Nadie medianamente informado podría no pensar que Rusia, China, Brasil o Estados Unidos están tirando para uno u otro lado para apoyar o desestabilizar al gobierno chavista. Para el caso de los Estados Unidos, los problemas y desencuentros no vienen con esta administración republicana de Donald Trump, sino con el anterior gobierno demócrata de Barack Obama, que ya se las tenía jurada al gobierno de Maduro. Ahora, simplemente, se están viviendo las decisiones y consecuencias de decisiones que ya habían sido tomadas con antelación.

Las comparaciones con el caso chileno y el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende son más que indiscutibles, para lo bueno y lo malo. Ello nos lleva a pensar que esto no va a terminar nada bien en términos de cuidado y protección de lo más valioso que está en juego, más allá de la soberanía: las vidas humanas no de cientos de miles, sino de millones de personas que lo están pasando verdaderamente mal. Pero ya se sabe, cuando el sabio apunta a la luna, el ignorante se queda mirando el dedo.

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