El miércoles pasado tuve la posibilidad de asistir al show de Paul McCartney. Como se habrán podido dar cuenta todo fue increíble, salvo la poca solidaridad y odiosidad de algunos asistentes.
No es primera vez que veo malas caras en eventos masivos organizados en la región metropolitana. U2, Lollapalooza y el concierto del ex The Beatles son solo algunos ejemplos de mis malas experiencias. No quiero pensar que sea algo propio de los santiaguinos, pero aquí pretendo plasmar mi decepción.
Hoy hablaré del comportamiento en el evento de Paul, que fue lo que más me marcó. Les cuento que mientras el británico cantaba, algunos espectadores discutían fuertemente con los vendedores del Estadio Nacional. Les molestaba que pasaran ofreciendo sus productos. Fue triste ver como algunos intentaban hacer zancadillas a los comerciantes.
En vez de disfrutar del evento, estas mismas personas se dedicaron a discutir con otros asistentes, que seguramente iban al baño o a comprar algo. Recuerdo haber escuchado amenazas, que posteriormente terminaron en manotazos por la espalda. “Yo pago por venir a ver el show”, decían muy molestos.
El festival penquista Rock en Conce reunió a más de 90 mil personas por jornada. El público penquista disfrutó de grandes artistas y un montón de vendedores ofrecieron su mercadería que, por supuesto, fue muy requerida por los presentes. Les juro que no vi malas caras.
¿Puede un ticket cambiar tanto a las personas? Yo creo que Sir Paul estaría muy triste de enterarse de lo que vi. La música debe unirnos y debemos comprender que todos tenemos necesidades. Por todo lo anterior, me quedo con el REC, pues nadie merece ser tratado así.
Francisco Campos Cartes