No es por ponerse a llorar otra vez, o redactar párrafos que conmuevan a los que tienen la llave de la tesorería, sino más bien preguntarse cómo se sale de esta zona de deambular errático para después de ruidos y estruendos quedar más o menos en el mismo sitio.
Nuestra región en las últimas décadas, ha perdido posicionamiento, especialmente en el porcentaje de la población nacional, o el aporte al producto nacional bruto, no ha existido una explicación coherente y satisfactoria que señale la manera de terminar con esta larga curva descendente y la postergación crónica de proyectos indispensables
Frente a esta realidad, resulta no solo negligente sino irresponsable, dejar de buscar con sostenida tenacidad las verdaderas causas de este deterioro, ya que se ha venido manifestado a pesar de las diversas contingencias políticas, fenómenos naturales o la existencia de diferentes modelos constitucionales que han ocurrido en este último medio siglo.
Paradojalmente, parece olvidarse que somos una región universitaria, que cuenta con prestigiosas facultades en áreas directamente involucradas con los problemas aludidos, con académicos e investigadores de alto nivel, en economía, sociología, arquitectura, ingeniería, por citar solo algunas, con una indiscutible capacidad técnica y la imparcialidad necesaria para desarrollar los estudios que se requieren para revertir esta situación.
Es evidente que falta alguien que golpee la mesa y abra el debate, actores proactivos diferentes a quienes parecen estar en espera pasiva de instrucciones.
PROCOPIO