Hace un año, el Colegio de Periodistas de Chile lanzó la campaña “Medios no sexistas” para promover que el ejercicio del periodismo avance hacia una comunicación no sexista e inclusiva. Se habla de sexismo en la información cuando la elaboración periodística reproduce o crea situaciones de discriminación e inequidad, generalmente con mujeres.
Así lo podemos corroborar al revisar algunos datos que arrojó el Proyecto Monitoreo Global de Medios, de 2015, que hizo seguimiento a 1.281 diarios, canales de televisión y radios de 108 países. Según este estudio, sólo el 24% de las personas que aparecen en noticias son mujeres.
No sólo eso. En las informaciones, las mujeres prácticamente son invisibles como participantes activas del trabajo fuera del hogar y, a diferencia de los hombres, no son consideradas como fuentes expertas. La investigación citada reveló, además, que el 46% de las notas informativas reforzaban los estereotipos de género y apenas un 6% los cuestionaban.
Lo que queda claro con este informe es que las mujeres están subrepresentadas en las noticias, pues no figuran en los ámbitos político ni económico y menos como autoridades o expertas. Sí aparecen en hechos de violencia, ya sea como víctimas de robos, asaltos, violaciones y muertes o como figuras de farándula y hechos misceláneos.
Para avanzar hacia una cultura de la no violencia sin misoginia ni discursos de odio, es preciso terminar con el sexismo en los medios de comunicación y la violencia simbólica que se reproducen desde las prácticas periodísticas hasta las imágenes que se difunden. Y en esto, las periodistas podemos aportar mucho. Eso significa asumir el desafío de cambiar nuestra mirada, de buscar nuevas formas de relatar, de aplicar el enfoque de género en el reporteo cotidiano, que no implica que busquemos noticias de o para las mujeres, sino que todos los temas sean vistos con esta perspectiva de equidad.
Desafío mayor si pensamos que las propias profesionales de la comunicación también somos víctimas de acoso, censura, sexismo, brechas salariales y precarización laboral en los distintos espacios de trabajo en que nos desempeñamos.
Indudablemente son transformaciones que toman tiempo, pero con el sólo hecho de visibilizar estas situaciones ya estamos dando un gran paso, que nos permitirá seguir avanzando a esa igualdad que implica el reconocimiento de nuestras demandas y derechos en un marco de dignidad y respeto.
María Eliana Vega Soto
Presidenta Colegio de Periodistas
Regional Bío Bío