Opinión

Pecados de acción y omisión

Por: Diario Concepción 16 de Febrero 2019
Fotografía: Cedida

Felipe Vergara
Doctor en Comunicación
Académico Unab

Durante los siglos de historia, la Iglesia Católica ha pasado por períodos destacables con grandes personajes como Santo Tomás, San Agustín, San Ignacio, Santa Teresa de Ávila y de Calcuta; como también por períodos muy oscuros como las Cruzadas, la Inquisición, el Banco Vaticano y los abusos sexuales, que, aunque no es nuevo, si es en estas últimas décadas donde adquiere relevancia.

La Iglesia siempre ocultó los delitos sexuales de sus sacerdotes, pero fue con San Juan Pablo II donde la negación llegó al descaro máximo, con uno de los hechos mundiales más repudiables del último tiempo, como fuera el del fundador de Los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, y en el caso chileno de ex párroco Fernando Karadima, ambos abusadores y por años defendidos por la iglesia.

En la fe cristiana se peca por acción y por omisión, el primer caso está claro: religiosos que se han aprovechado de su poder para abusar, pero de lo que no se habla es de todos aquellos laicos que a sabiendas que pasaba algo hicieron nada. Son esos cómplices pasivos que hoy, posiblemente, ni un examen de consciencia se han hecho por callar.

Esta negación religiosa se asemeja a la de quienes defendían la dictadura y desconocían el atropello de los derechos humanos. En ambos casos, el objetivo era defender a la iglesia o la dictadura de algunos descarriados. Por ejemplo, en la iglesia, el Cardenal Errázuriz fue uno de ellos, ocultando hechos para salvar a su iglesia; en la dictadura, el asesinado senador Guzmán prefirió acusar a Manuel Contreras y así defender a Pinochet.

En la película Spotlight (ganadora del Oscar en 2015), se observa que los principales defensores de los abusadores son los laicos y en esa categoría caen los colegios, la familia y la comunidad. Es así como la iglesia habla a través de sus feligreses.

Detrás de un abusador hay una historia de silencio y permisividad por parte del entorno. ¿Es tan importante la Fe que se está dispuesto a negar un crimen? o ¿son tan relevantes las indulgencias que se es capaz de atacar a una víctima para lograr una supuesta redención?

Los abusos de la Iglesia se han solucionado trasladado a sus sacerdotes a otras diócesis, como si la movilidad curase su depravación, el obispo Cox es un ejemplo de ello, y la razón muchas veces está dada en que su comunidad ha preferido bajarle el perfil a la acusación o hasta justificarla.

Si el Papa Francisco quiere avanzar hacia una mejor Iglesia, requiere imperativamente que todos quienes la componen, religiosos y laicos, hagan un sincero examen de conciencia de su actuar en estos crímenes.

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