Opinión

Sócrates y la palabra

Por: Diario Concepción 09 de Enero 2019
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, magíster Filosofía Moral

Platón nació en el seno de una familia acaudalada e influyente. En sus tiempos se desarrollaron las guerras con los espartanos. Además, la “democracia” ateniense estaba en crisis, a punto de desmoronarse no sólo por el contexto bélico, sino que también por la irresponsabilidad de las castas privilegiadas, que por mantener sus prerrogativas, hundieron a las ciudad, que alguna vez había sido el referente cultural del mundo occidental. Dice la leyenda, que mientras Platón se desplazaba por las calles de esta ciudad se encontró con un bizarro personaje. Un outsider que por su elocuencia y personalidad conquistó a los jóvenes de la elite metropolitana. Un peligroso rebelde que armado de la lógica y la retórica se enfrentó cara a cara con los estamentos controlados por los más poderosos. Era el viejo y sarcástico Sócrates. El sujeto que con su forma de enfrentar a los ilusos, fanáticos, mentirosos, ingenuos, hipócritas y cándidos, dejó en evidencia a quienes ejercían la actividad política en una época tan convulsa. Para Precht, este personaje, que al igual que Jesús no dejó nada escrito y se supone que existió, provocando una enorme influencia y legado entre sus seguidores, develó que “la mejor democracia pierde todo su valor cuando el sistema político entero se pudre y sólo consiste ya en facciones egoístas, clanes, privilegios y arbitrariedad”. Cuando la mentira se transforma en una parte indispensable del ejercicio de la autoridad y es un instrumento que se considera no sólo como necesario, sino incluso legítimo para imponerse ante el adversario, resultando ser a veces tan evidente el engaño que el respaldo sólo se obtiene de quienes, entendiendo de manera absolutamente errada la lealtad, respaldan una decisión oscura o las más siniestras excusas para evadir toda clase de responsabilidades.

Los privilegiados de siempre, condenaron a Sócrates a muerte, por su retórica revolucionaria y peligrosa, por corromper a los más jóvenes y poner en riesgo la estabilidad de un sistema que hace rato ya estaba en crisis, tal como Jesús denunció a las clases dominantes, a los clérigos y los abusos de quienes detentaban el poder en su época, y terminó siendo asesinado a vista de las masas enfervorecidas por el sufrimiento ajeno, sin hacer nada, contemplando con el prisma de la ignorancia que permite su manipulación, como la historia del ser humano se va sembrando de miles de mártires, quienes fueron considerados algunas vez como feroces delincuentes y luego han sido ungidos como referentes, respecto de quienes su mensaje filosófico ha sido usado también para seguir exterminando personas.

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