Opinión

De libertad y comunicación

Los medios de comunicación generan sentimientos, curiosidad, adhesiones o rechazos.

Por: Diario Concepción 12 de Diciembre 2018
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, magíster Filosofía Moral

La libertad de expresión es una de las más esenciales garantías para vivir en una sociedad democrática. Sin embargo, amparándose en ella, no se puede tolerar todo. Para aprender y ejercer la libertad hay que también conocer cuales son sus límites. Se pueden denunciar los actos inmorales cuando existen fundamentos al efecto, mas no usar los medios de comunicación con el sólo afán de dañar al otro. Podemos tratar de instalar una inquietud, provocar el debate, luchar por nuestras convicciones, ideales, creencias, pero sin imponerlas porque nos parece acertado para que progresemos todos. Podemos expresarnos pero sin un afán de romper el diálogo esencial en la comunidad, mirando al del frente como un enemigo, forzando o manipulando la información para generarle un perjuicio y hacerle perder credibilidad.

No todo vale. Se puede perder, conscientes de no haber incurrido en inmoralidades, y esta será nuestra derrota digna y no una victoria espuria. No se puede apelar a afectar el derecho a la intimidad, el derecho al honor o de la presunción de inocencia sólo por existir un interés superior. Debe haber un fundamento para afectar estas prerrogativas que no surgieron de manera espontánea, sino que son la consecuencia del sacrificio y la sangre de miles de seres humanos que pelearon por ellos mucho antes que nosotros, que nos limitamos a ejercerlas y gozarlas sin tomar en cuenta o detenernos a reflexionar en relación a su origen.

A mayor libertad, mayor responsabilidad, debiendo existir el imperativo de obrar armónicamente por mis intereses, pero respetando el interés de los otros. Según Victoria Camps: “El periodista se encuentra metido en la vorágine del dinero fácil y el éxito rápido, como les ha ocurrido a muchos que han visto el dinero cerca en los últimos años. Hay que buscar estrategias para llegar a esa meta, y no para revestirse de unas virtudes que, en definitiva , nadie reconoce y, a la postre, es dudoso que sean eficaces”. Esto vale no sólo para los periodistas, sino que para todos los que intervengan en comunicaciones de orden masivo, en particular quienes usan de técnicas de persuasión para ofrecer un producto, que puede ser desde el más pequeño de los bienes muebles hasta un candidato o una idea en el contexto de una contienda política.

Los medios de comunicación generan sentimientos, curiosidad, adhesiones o rechazos. Pretenden imponer valores, resaltar algunos y sepultar otros. Debemos hacernos de la capacidad para poder formarnos nuestra opinión, en base a discriminar cuál es la fuente de la información, para no ser manipulados incluso por los que se dicen nuestros aliados.

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