Opinión

Cómo sería si la envidia fuera tiña

Por: Procopio 07 de Diciembre 2018

Unas cincuenta monedas de la Antigüedad clásica, Antigüedad tardía y Edad Media han sido recuperadas durante unas excavaciones arqueológicas cerca de Demir Kapija, en Macedonia. Entre ellas, hay una moneda de plata de la época de Alejandro Magno y otras de los reinados de Amintas I, Filipo II, quien fue el padre de Alejandro Magno, de Casandro y Demetrio Poliorcetes, de Lisímaco de Tracia, diádoco de Alejandro, entre otras, de personajes casi legendarios.

El director de las excavaciones del Museo Arqueológico de Macedonia, declara muy ufano a los siempre atentos corresponsales de la National Geographic, que el hallazgo de monedas de diferentes épocas del Reino de Macedonia es una evidencia incontrarrestable de que en este sitio se erigió una fortificación para controlar el cañón de Demir Kapija, una base militar que se debió formar durante la dinastía argéada y continuó activa hasta el comienzo del siglo III a.C., con el propósito de detener las incursiones celtas desde los Balcanes, situación que no es tan diferente a lo que sigue ocurriendo por esos lados, donde al menor descuido corren las cercas.

Si bien es cierto que las ciudades macedonias no acumularon el esplendor de las polis griegas, no eran los salvajes vestidos con pieles de animales surtidos, según la descripción peyorativa de los sofisticados atenienses. Hay que recordar que el profesor de Alejandro fue el mismísimo Aristóteles.

Es la parte buena de vivir en sitios de culturas milenarias, siempre se puede tropezar con cosas interesantes, ejércitos de terracota, gladios romanos, cascos vikingos, puntas de flecha, incluso, galeones daneses completos, felizmente conservados en el fango. No hay para qué ser envidiosos, en el jardín todavía podemos encontrar una invaluable moneda de cinco pesos.

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