El renombrado politólogo italiano Giovanni Sartori (1924- 2017) escribió profusamente durante las décadas de 1980 y 1990 sobre lo que él consideraba una de las grandes amenazas que se cernían sobre la cultura occidental: la influencia de la televisión en el desarrollo cognitivo. A su juicio, la exposición de niños y adolescentes durante horas a programas de TV había logrado en las últimas décadas, desplazar a la lectura, al juego y a la imaginación, truncando sus potencialidades de desarrollo intelectual.
En efecto, lo que él denominó el “imperio de la imagen”, implicaba entregar al destinatario un producto audiovisual completo y terminado, que no permitía espacios disponibles para que los niños pudieran desarrollar procesos imaginativos y creativos, como los que se producen en el juego, al escuchar un cuento o, incluso, un programa de radioteatro.
Sartori planteó que se estaba generando una degradación sociocultural, en la que el hombre racional, el homo sapiens, capaz de cuestionarse el mundo, de pensar y buscar soluciones, estaba cediendo espacio a una nueva categoría de ser: el “homo videns”, criatura pasiva, sin imaginación. manipulable, sin voluntad, incapaz de tomar decisiones de peso. Básicamente rebaño.
El mayor temor de Sartori, planteado en su libro, Homo Videns (1997), era que llegara el día en que cada joven y cada niño tendría un computador en sus habitaciones.
A la luz de los hechos y ante el imperio de lo que podríamos llamar homo celularis, el politólogo se quedó corto. ¿Puede imaginarse una semana sin ese pequeño -pero poderoso- dictador que lleva en su bolsillo-, ese ente que domina su voluntad, que tiene siempre su atención y que lo acompaña desde que despierta hasta que se acuesta, vigilando su sueño desde el velador? Unos días de emancipación podrían resultar una experiencia digna de analizar y discutir. ¿Se atreve?
PIGMALIÓN