Opinión

Vivir un siglo

Por: Diario Concepción 07 de Octubre 2018
Fotografía: Cedida

Jonás Preller R.
Periodista, Magíster en Artes Liberales
Gerente de Comunicaciones y Sostenibilidad BancoEstado

El aumento en las expectativas de vida de las personas no sólo es una preocupación de los sistemas de seguridad social de los diferentes países, también algo que aterrizó en los modelos de algoritmos predictivos o en la inteligencia artificial (IA).

En febrero pasado Google anunció el desarrollo de una fórmula que puede predecir con alto grado de certeza patologías cardiacas sólo con examinar los ojos de los pacientes. Este anuncio se encuentra dentro del programa de medicina algorítmica desarrollado por la compañía y que apunta a extender la vida de las personas más allá de los 100 años ¿Estamos preparados para esto?

Un reciente estudio de la Universidad del Desarrollo (UDD) y la Caja Los Héroes cifró que en Chile, tomado como base el Censo 2017, la proporción de personas mayores en el país, llega al 16,2%, comparable con los niveles de Irlanda y Corea del Sur.  Esta cifra se encuentra por sobre las estadistas globales, que anotan un 11% de la población considerada “mayor”, es decir, en un tramo de edad superior a los 60 años.

En nuestro país, 2,8 millones de personas tiene más de 60 años y 470 mil, mayores de 80 años. En el mediano plazo, todo apunta a que esta proporción solo aumentará, pues si en 1960 las expectativas de vida para el país eran de 57 años, esta saltó a 79 años en 2016, la que llegaría a 85 años en 2050. Esta proyección nos pone cuatro años por sobre el promedio de América Latina, 1 año sobre Estados Unidos y en línea con el promedio OCDE. ¿Sabemos cómo abordar esta nueva sociedad?

A fines de julio, tras la dramática muerte de dos adultos mayores en Conchalí, se conoció que la tasa de incidencia de depresión en este tramo de edad era la mayor a nivel nacional: 13,6 cada 100 mil habitantes, por sobre el 10 cada 100 mil del promedio de Chile. La pobreza, el desempleo, hacinamiento y condiciones sociales al límite incidirían en esta condición: una deuda social difícil de no abordar.

Lo cierto es que, mientras como país hemos avanzado en acceso a la educación, servicios básicos, y cobertura de salud, aún tenemos temas pendientes:  desde 1990 en adelante la pobreza nacional se ha reducido de 60% a 8,6% en 2017, pero lo que esconde este promedio es que en el caso de los mayores de 60 años, esta tasa podría superar ampliamente la nacional; es decir, adultos mayores que no podrían satisfacer sus necesidades básicas por si solos o sin la ayuda del Estado o algún familiar.

Entonces, como sociedad, ¿estamos preparados para vivir un siglo?

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