Opinión

Nada peor que una dictadura

Por: Diario Concepción 04 de Octubre 2018
Fotografía: Diario Concepción.

Danny Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned

No existe nada peor para una sociedad que vivir bajo una dictadura y no me refiero a la dictadura de los mercados, del pensamiento único, de la hegemonía neoliberal, estoy hablando de lo que significa vivir y transitar bajo un régimen que desde el primer momento violó sistemáticamente los derechos humanos. Un régimen que hizo suya la práctica del miedo y el terror como mecanismo de disciplinamiento social.

Un régimen que secuestró, asesinó, exilió e hizo desaparecer a miles de compatriotas. Un régimen que promovió una cultura autoritaria, jerárquica y punitiva. Un régimen que promovió la cosificación de la sociedad, que atomizó las relaciones sociales, la vida en comunidad, lo colectivo o comunitaria del vivir.

Un régimen que no trepidó en promover una cultura de la delación, el soplonaje, la sospecha, incluso en las propias familias, amigos, que decir en el trabajo. Un régimen que persiguió e intentó acallar y silenciar con la muerte o la desaparición aquellas voces críticas o disidentes de sus prácticas.

Un régimen que militarizó la sociedad, los espacios públicos y las instituciones, el mejor ejemplo fueron las escuelas, colegios y liceos públicos, convertidos en verdaderos regimientos, donde más que formar ciudadanos críticos y autónomos, se promovió e impuso una cultura autoritaria, basada en el castigo físico y la obediencia, un falso patriotismo, un culto a las guerras, los conflictos bélicos, la bandera, los himnos militares y las Fuerzas Armadas como pilares del país.

Allí no había espacio o muy poco para el cuestionamiento o la disidencia. La historia de Chile era la historia de los militares, de sus gestas y hazañas, de sus triunfos y las glorias del Ejército. Era la historia de las elites, de los grandes “próceres” y las familias, esa era la historia que había que aprender, reproducir y de la cual había que sentirse orgulloso. Un régimen que imponía una sola visión de la historia, la sociedad y las personas. La historia de Chile llegaba solo hasta la “gesta del 11 de septiembre” o el “pronunciamiento militar”.

Un régimen que durante 17 años se encargó de despolitizar la sociedad, pero al mismo tiempo construía y hacía su propia política con un lenguaje técnico y circunscrito al éxito económico e individual de las personas. Por eso no existe nada peor para una persona y un país que vivir bajo una dictadura. Nada peor que sentirse observado, vigilado, perseguido y atemorizado por una institucionalidad policial, por un Estado y sus agentes, incluso por los propios compatriotas, de los cuales se dudaba y sospechaba y en otras ocasiones, se sentía temor.

Por eso y sin desconocer los problemas que hoy tenemos, y sin minimizar los actos de corrupción, colusión y abuso, yo valoro ese 5 de octubre de 1988 y prefiero lo actual que vivir bajo una dictadura.

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