Opinión

Derecho Internacional y el Fallo de la Haya

Por: Diario Concepción 02 de Octubre 2018
Fotografía: Gentileza USS

Constanza Fernández Danceanu
Abogada y Analista Internacional

Como analista internacional me duele ver cómo se instalan conceptos errados como verdades absolutas. Todos hemos escuchado que la Corte Internacional de Justicia de La Haya es ‘salomónica’, como el derecho internacional no es obedecido por los ‘Estados grandes’, y por qué hay que ‘salirse de la Corte’. Ninguna de esas afirmaciones tiene base jurídica y solo han servido para antagonizar a un sistema que ha funcionado de manera eficiente por más de 70 años.

Lo cierto es que la CIJ falla en derecho, es decir, aplica el derecho internacional al caso concreto, sin dejarse influenciar por las apreciaciones políticas que las partes puedan tener en sus foros internos. En el fallo leído ayer por el presidente de la Corte, el juez somalí Abdulqawi Ahmed Yusuf, esto quedó más que claro. En una brillante clase de derecho internacional el Tribunal analizó uno a uno los argumentos de las partes, las ocho bases legales que Bolivia invocó durante el proceso para probar la eventual obligación de Chile de negociar de buena fe y eficazmente con el objetivo de llegar a un acuerdo que le entregue un acceso soberano al Océano Pacífico. A través del examen de cada uno de los puntos la Corte concluyó que no hay base legal alguna a través de la cual dicha obligación haya surgido. De esa manera, con 12 votos contra 3, la Corte finaliza 5 años de proceso con un rotundo triunfo para Chile.

Sin embargo la CIJ, como órgano principal de Naciones Unidas, hace un llamado a las partes a continuar el diálogo, con miras a alcanzar una solución definitiva, atendiendo a las buenas intenciones que históricamente Chile ha demostrado, y relevando la importancia que las buenas relaciones vecinales tienen para la paz internacional.

Esta será una difícil tarea diplomática para Chile. Para Bolivia el acceso al mar con soberanía es un mandato constitucional, por lo que no importa quién o cuantas veces se lo nieguen, la ambición no se acabará. Chile tendrá que lidiar con dicho anhelo, balanceando la sensación de cierre dada por la sentencia, con la necesidad de mejorar las relaciones con nuestro vecino.

Hay que alegrarse por el triunfo, pero ponerle un paño frío también. Hay que saber ser un buen perdedor, pero también un buen ganador. Y la mejor forma de serlo es escuchando el llamado de la Corte: sin obligación alguna, intentar buscar una solución que satisfaga a ambas partes. Hay que ver a este fallo como una oportunidad para retomar las relaciones diplomáticas rotas hace décadas. Solo queda esperar que en Bolivia la evaluación sea la misma.

Etiquetas