Opinión

Adiós a Aznavour

Por: Diario Concepción 02 de Octubre 2018

Nos dejó Aznavour, se nos fue a los 94 años. Recuerdo que lo escuchaba en mi niñez por la radio AM en casa de mis abuelos. Para mí era solo una voz, hasta que por fin una noche lo vi en televisión. En uno de esos programas de antaño de alto presupuesto, que traía a Chile a grandes figuras de la canción. Cuando aún no existía internet ni podíamos asistir a recitales, porque no eran permitidas las concentraciones masivas en el país.

Era un hombre menudo, enjuto, delgado, de 1.60. Muy lejos de la imagen de un sex simbol, porque no la necesitaba. Sólo se valía de una voz sutilmente encantadora y del romanticismo que le daba  un marcado acento parisino (a pesar que pronunciaba un perfecto español). Aunque dio sus primeros acordes profesionales en Francia junto a la mítica Edith Piaf, era de origen armenio a diferencia de lo que muchos creen.

Vino a Chile por última vez en 2009, año en que visitó Santiago y Concepción, acompañado de una de sus hijas a cargo de la producción. Y es que tal como titulaba El Mercurio en esa oportunidad “Aznavour se resistía a la despedida”, porque a los 85 años estaba tremendamente lúcido y aún era placentero escucharlo cantar. Como él mismo dijo alguna vez no poseía un gran registro vocal, pero escribía canciones que estaban diseñadas para que él las pudiera interpretar muy bien.

Dentro de su repertorio le cantó al amor, pero no a ese tan manoseado y repetido al que nos vemos expuestos en la discografía popular. Con un guiño pícaro le proponía a su mujer apagar la luz para hacer el amor y ser “solo yo y tú”. Logró retratar las circunstancias domésticas de la muerte de “La Mamá”, así como también en una especie de testamento musical le canta a Dios diciéndole que no teme confesar que entre todos los mortales fue el más feliz. Charles Aznavour era un escritor de buenas historias cantadas. En el día de su muerte una parte del mundo queda en silencio y un lugar en el cielo cantará en francés.

Alicia Rey

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