Opinión

Internacionalizar la Región, pero en serio

Por: Diario Concepción 02 de Septiembre 2018
Fotografía: Cedida

Paulina Astroza
Doctora en Ciencias Políticas y Sociales
Académica Universidad de Concepción

Últimamente se ha puesto muy de moda, y no solo en nuestra Región, el término “internacionalización”. Pero ¿de qué manera han abordado nuestras Regiones este importante desafío?

En la Academia usamos los conceptos de “paradiplomacia” o “diplomacia subestatal” para referirnos a los contactos internacionales, permanentes o ad-hoc, que las unidades subestatales (sean estas regiones, provincias, municipalidades, estados federados, etc.) establecen con socios en el exterior. Estos contactos pueden ser de actores provenientes del aparato estatal o de la propia sociedad civil (incluyendo empresas y universidades). En el caso de Chile este fenómeno comienza en los años 90.

La intensificación de la globalización, la transición a la democracia y la necesidad de Chile de reinsertarse rápidamente en la comunidad internacional junto a la adopción del “regionalismo abierto” como estrategia de desarrollo del país explican que las unidades subestatales comiencen a ver en el escenario internacional oportunidades para sus intereses. Esta paradiplomacia que comienza en los países desarrollados del hemisferio norte parte así paulatinamente también en Chile. Pero este proceso, aun incipiente, ha sido muy heterogéneo en las distintas Regiones. No todas han asumido profesional y políticamente este reto. Uno puede observar que en estas décadas se ha caído en muchas oportunidades en el “ensayo-error”, contactos desarticulados, falta de seguimiento y contaminado no pocas veces de malas prácticas.

Sin embargo, también existen experiencias en que se ha trabajado estratégica y planificadamente con buenos resultados. Para disminuir los riesgos de pérdida de tiempo, recursos y rumbo hay que tener claro que una política regional de internacionalización exitosa no se realizará jamás por una sola persona o institución. Requiere antes que todo de un diagnóstico riguroso de las oportunidades y obstáculos, brechas y riesgos de la proyección internacional de la Región. Una vez identificados éstos, es necesario elaborar una estrategia que permita priorizar, focalizar y determinar acciones.

Para esto es necesario hacerse las buenas preguntas: ¿para qué internacionalizarse? ¿por qué hacerlo? ¿con qué socios? ¿qué fines se buscan? Una vez aclaradas estas dudas se debe proceder, finalmente y como resultado de la reflexión, a la política de internacionalización. Pretender saltarse etapas llevará probablemente al fracaso.
Por último, todo este proceso debe ser realmente participativo, invitando a los actores interesados, dialogando con quienes tienen intereses en el escenario internacional y mirándolo como política de Estado, por encima de los vaivenes políticos. Solo así nuestra mirada al exterior tendrá sentido.

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